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2.017-08-09 y 10 MI VIAJE A JORDANIA -LAS DOS PETRAS-

2.017-08-09 y 10 - PETRA PEQUEÑA -Siq al Barid- Y LA GRAN PETRA

En esta entrada relato conjuntamente las visitas a Siq al Barid más conocida como Petra pequeña y a la monumental Petra que realice los días 9 y 10 de agosto en mi estancia en Jordania.

El día 9, junto al grupo, también visité Madaba, Monte Nebo y el castillo de Kerak que relataré en otra entrada.

En la tarde del día 9 de agosto, concluida la visita al castillo de los cruzados en Karak,  nuestro siguiente destino y donde pasaría la noche sería en Petra. Mi particular guinda del pastel de este viaje. Este tramo se hace bastante largo y tardaremos unas dos horas en llegar a nuestro destino. La carretera del Camino de los Reyes continua dirección sur. En esta zona la tierra árida es la que gobierna el paisaje, hasta que aparecen las primeras formaciones de arenisca que nos anuncian la cercanía de Petra, nuestro destino y el punto final donde culmina la ruta del Camino de los Reyes.

Unos diez kilómetros antes de llegar a Wadi Musa, la población situada a la entrada de Petra y donde están todos los hoteles y restaurantes, nos desviamos a Siq al Barid, más conocido como la Pequeña Petra. Un estrecho cañón que contiene tumbas excavadas en las paredes de arenisca, que son una perfecta introducción de lo que espera al viajero en la capital nabatea de Petra.





LA PEQUEÑA PETRA

La pequeña Petra o Siq al-Barid para los nativos, es otra ciudad nabatea en ruinas muy parecida a Petra, pero mucho más pequeña, de ahí su nombre.

Los edificios tallados en la roca del Siq al-Barid datan probablemente del apogeo del Imperio Nabateo en el siglo I d.C., y parecen haber servido principalmente para fines de culto.


Petra es por lejos el lugar turístico más popular de Jordania, sin embargo, no es el único que puede ofrecernos una verdadera puerta al pasado como antigua ciudad nabatea. Uno de los mejores secretos guardados de Jordania es la pequeña Petra, ubicado a unos 10 kilómetros al norte de Petra.

El desfiladero de al-Bared es el pequeño cañón que guarda esta versión de la grandeza del pueblo nabateo. En apenas 500 m. se suceden tumbas y triclinios, algunos bastante alzados sobre el nivel del actual suelo. Hay algunos beduinos asentados en el lugar.

Y al fondo del cañón, una subida pegada a la roca nos lleva hasta un mirador desde el que asomarnos a las columnas de arenisca y colores.

Pasarían uno 6 siglos para que la pequeña Petra quedara en el olvido al igual que su hermana mayor, pues es una ciudad abandonada. Sin embargo, esto permitió que quedara intacta hasta nuestros días.



Nos darán la bienvenida algunos beduinos que han plantado allí sus tiendas de recuerdos y bebidas. Tras cruzar los puestos beduinos , a nuestra derecha nos encontramos con la llamada Fachada de tumba Nº 846.

Esta tumba tallada en la piedra se encuentra flanqueada por dos pilares planos en relieve con columnas. En la parte más alta del frontón puede verse una urna, lo que da a entender que el edificio era de carácter funerario. El interior de la cámara se encuentra sin acabar, por lo que finalmente nunca llegó a cumplir esta función.

El friso y los adornos sobre la puerta son elementos típicos de la arquitectura greco-romana, adaptada posteriormente por los nabateos. Sobre el friso hay un arco plano donde aún puede apreciarse, a cada lado, restos de elementos decorativos.


Al igual que en la Petra grande, se accede atravesando una estrecha garganta de medio kilómetro de longitud que conecta tres áreas abiertas más amplias en el mismo macizo de arenisca. Escondida en una montaña esta antigua ciudad nos da la bienvenida atravesando este pequeño siq (es decir, una grieta en una roca). Pues solo pasando esa grieta podemos entrar a la pequeña Petra. Es el momento de cruzarla para acceder a la primera plaza de este cañón. Se sabe que, en su momento, existía una puerta que permitía el acceso al interior del cañón.

Cuando cruzas el Siq al-Barid al levantar la vista se observa la increíble altura de sus paredes y su estrechez, se pueden tocar los extremos.


Antes de llegar al desfiladero que da acceso a la primera área de Little Petra, a mano izquierda, nos encontramos dos huecos excavados en la roca destinados a viviendas.




El Templo de Dushara, el santuario más importante que ver en Little Petra. Su fachada destaca por encima de todos los demás edificios de esta plaza.Dedicado a esta deidad, considerado el dios principal de los nabateos. El santuario está compuesto por cuatro columnas. Todas ellas coronadas por capiteles nabateos. Bajo el templo veréis una cueva con tres cámaras, posiblemente para los responsables del santuario y lugar donde se realizaban los diferentes rituales.



Después de disfrutar detenidamente del Templo de Dushara, llegaremos al final de esta primera plaza y e cruza de nuevo un pequeño desfiladero hasta llegar a una nueva área donde, lo primero que nos encontramos a mano derecha, son tres triclinios.

En el interior de estos triclinios veréis una especia de banco excavado en la roca en forma de U. Antiguamente, en el centro de la sala, habría una especie de mesa donde se celebraban banquetes rituales, normalmente en honor a los muertos, aunque, estudios recientes, han determinado que estos tres triclinios no estaban relacionados con las tumbas ni con los muertos y se cree que podrían haber sido utilizados para recibir a los invitados y también como sala de reuniones.

Si seguimos caminando, al otro lado del pasaje, nos encontramos otro triclinio, conocido como el Gran Triclinio. Su interior está dispuesto de la misma manera que los tres triclinios anteriores pero de mayor dimensión. Actualmente es utilizado por lo beduinos como hogar. Por este motivo, si entráis en su interior y miráis hacia el techo, veréis como la piedra arenisca está negra y dañada por las fogatas que han realizado durante años los beduinos para calentarse.




Hay un interesante  biclinio aparecido en los años ochenta y presentado en 2010 ya completamente limpio del hollín que ennegrecía sus techos y que procedía de las hogueras que encendían los beduinos para calentarse y cocinar en ocupaciones posteriores; se lo conoce como la Casa Pintada y en su interior veremos un mural dentro de un nicho donde se encuentra el único fresco nabateo que ha sobrevivido hasta nuestros días con ¡más de 2.000 años de antigüedad!. Un fresco con motivos dionisíacos pero también animales y putti muy parecidos a los de la Casa de Livia pompeyana) tiene alrededor varias grandes cisternas para recoger la lluvia.




Al final del cañón que hace de calle principal con fachadas a ambos lados, hay unas estrechas y empinadas escaleras labradas en la roca que ascienden hasta lo más alto de la colina. Un paso ascendente escalonado, pegado a la roca, permite acceder hasta un mirador situado en un balcón natural sobre las montañas circundantes.



Las escaleras desembocan en un mirador natural con unas vistas privilegiadas de todo el valle. Incluso si te apetece puedes tomar un té. He sido el único del grupo que me he animado a subir hasta esta zona.


Después de una hora de visita, toca regresar al autobús para continuar con nuestro itinerario hasta Petra.

Hoy en día los beduinos de esta zona aprovechan las visitas de los turistas para poder hacerse con unos dinares de propina. Vendedores de souvenirs, servicio de Té, incluso músicos que tocan el tradicional violín -Rabab-, un instrumento musical de cuerda de cola de caballo, está formado por un marco rectangular de madera revestido por ambos lados con piel de cabra. Un ejecutante de rabab apoya el instrumento verticalmente sobre su rodilla y con la palma de la mano girada hacia arriba sujeta el arco y con los tres o cuatro dedos de la otra mano presiona las cuerdas de manera similar a un violonchelista.


Llegada a Wadi Musa y  espectáculo Petra by Night

Finalizada la visita continuamos el viaje la carretera de los Reyes con destino a Petra – antigua ciudad en Jordania tallada en la roca- . La legendaria capital de los nabateos. Nuestro destino el pueblo de Wadi Musa, apenas a 10 km de distancia y la localidad más cercana a Petra. Wadi Musa significa "Valle de Moisés" en árabe. Este pueblo es la base de los turistas para visitar Petra. Porque Wadi Musa es tan sólo eso. Un lugar donde alojarse mientras visitas Petra, sin ningún encanto ni nada para visitar.

Wadi Musa es un pueblo grande -ya tiene más de 7.000 habitantes- que ha ido creciendo de forma desordenada, sobre una empinada ladera que cae desde la Kings Highway, la carretera de acceso a la zona, hasta la zona baja donde se encuentra Petra y el parque arqueológico. 


Desde el centro de visitantes de Petra, comienza un sendero que una vez caída la noche y totalmente a oscuras, alumbrados únicamente por los farolillos que te guían durante el recorrido hasta llegar al Siq, la entrada principal a la antigua ciudad de Petra. Veremos un espectáculo de luces, farolillos y música. Esta experiencia nocturna recibe el nombre de Petra by Night, e implica atravesar el Siq (la entrada principal a la antigua ciudad de Petra) iluminada por miles de veladoras hasta llegar al Khazneh (El Tesoro), donde los viajeros se sientan a escuchar a un beduino que cuenta historias y leyendas de este antiguo lugar y el ambiente se ameniza con música tradicional.


En Wadi Musa me hospedé en un hotel muy próximo al centro de visitantes de Petra. El Edom Hotel, un tres estrellas cómodo y limpio. Una ducha y una vuelta por los alrededores, hasta la hora de la visita al espectáculo de noche -Petra by Night- que comenzaba a las 20,30 h.



Me encuentro en el desierto de Jordania, a unos 200 km de su capital Aman y a medio camino entre el Mar Rojo y el Mar Muerto. Voya a visitar un increíble tesoro de la antigüedad que sigue en pie. Antiguo enclave nabateo, junto al Wadi Musa, ubicado en el margen oriental del Wadi Arabah, en la parte del valle del Rift que discurre entre el Mar Muerto y el golfo de Aqaba : Estoy en la monumental ciudad de Petra.



Sobre las 20 h nos recogieron en el hotel y en unos minutos llegamos al centro de visitantes. Nuestro guía ya tenía las entradas y no tuvimos que hacer cola. los visitantes caminen por el Siq para llegar hasta “El Tesoro”, donde se encontrarán con muchas velas encendidas que se colocan al frente de la fachada, y se lleva a cabo un espectáculo cultural que dura alrededor de 2 horas.

Los empleados del recinto han colocado las velas por todo el Siq -desfiladero que servía de entrada a la ciudad perdida de Petra--. Son pequeñas velas metidas en pequeñas bolsitas de papel para dar el aspecto de un farolillo. El estrecho desfiladero (llegando a un mínimo de 3 metros en algunos puntos) serpentea a lo largo de 1,2 km flanqueado por altas paredes de hasta 80 metros de altas, para desembocar en las ruinas más elaboradas de Petra, Al Khazneh (el Tesoro).

Cuando llegas al final del Siq y ves la brecha que se abre entre las paredes de roca y te asomas a la fachada del Tesoro -Al-Khazneh-, la primera, y esta noche la única, de las sorpresas arquitectónicas de Petra. Te sientes al más puro estilo de Indiana Jones descubriendo la ciudad perdida, y más con ese aura misterioso que le confieren la luz de las velas.


Ante este sorprendente templo de 40 metros de alto sólo queda sentarse enfrente  a apreciar el monumento y disfrutar del momento, mientras un beduino cuenta historias y acompaña el momento con música tradicional jordana. E imaginarse cómo transcurrió la vida en su tiempo de gloria, cuando había unos 30 mil habitantes y donde confluían unas siete rutas comerciales entre Oriente y Occidente 

No  se te pasa por la cabeza lo que veras de día cuando vuelvas mañana a repetir el recorrido.


El espectáculo consiste en un beduino narrando la historia de Petra y luego tocando la flauta. Luego el Tesoro se ilumina de diferentes colores azul, verde, rojo… mientras el público está sentado.





Después del espectáculo, que duró dos horas arpóximandamente. Regreso al hotel y a descansar. Mañana a plena luz toca volver a visitar esta joya nabatea.


2.017-08-10   ESPECTACULAR  PETRA

Ayer la dedique la noche y me flipo, ¡perfecta en talla y formas! Hoy repito cita ineludible, me dejo muy buen sabor de boca y alucine en luces y colores. Pongo a su entera disposición todo el día, con mi dedicación exclusiva, y así poder disfrutar, en toda su esencia y sin prisas, de toda una belleza monumental Top 10 que engancha: ¡Petra, la "ciudad de piedra" o "la ciudad perdida"!

Todito, todo.. el dia para ella.

La milenaria historia de Petra aparece testimoniada en la Biblia, bajo la denominación de Selah -“Roca en hebreo”-, de donde pasaría al griego Petra. En griego, Petra significa “excavada en piedra” y es que, ubicada en un angosto valle, esta ciudad está literalmente tallada en la roca.


A Petra, o Raqmu, como la llamaban sus segundos pobladores, los nabateos, también se la conoce como “la ciudad perdida” no solo porque así lo estuvo durante siglos, desde el siglo VI d.C cuando sus habitantes abandonaran la ciudad y cayó en el olvido, hasta que fue re descubierta en el siglo XIX., sino también porque quedó oculta bajo la arena. Tormentas de arena, los terremotos y las numerosas inundaciones la fueron enterrando poco a poco hasta tal punto que tan sólo el 20% de la ciudad es actualmente visitable, aunque las excavaciones continúan desenterrando edificios.

A partir del siglo XII la ciudad pasó a llamarse Wadi Musa (Valle de Moisés).


La ciudad de Petra no fue construida en piedra sino excavada y esculpida en la roca, formando un conjunto monumental único que le valió para ser incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad en 1985.

Fundada en la antigüedad hacia el final de siglo VIII a. C. por los edomitas. Hacia el año 580 a.C. un nuevo pueblo, los nabateos, proveniente de Arabia, comenzó a arribar a Petra, en donde acabó por instalarse, aprovechando la debilidad de los edomitas con quienes acabaron mezclándose.

Los nabateos eran un pueblo árabe nómada que recorrían el desierto de Arabia y se trasladaban con sus rebaños a donde pudieran encontrar pastos y agua. y posteriormente se dedicaron al comercio en su mayor parte y que se asentaron en la zona de Petra y la hicieron prosperar gracias a su situación en la ruta de las caravanas que llevaban el incienso, las especias y otros productos de lujo entre Egipto, Siria, Arabia y el sur del Mediterráneo.


Mapa del sur del Levante mediterráneo, ca. 830 a. C. | Las regiones representadas son, de este a oeste y de norte a sur.

Se cree que Petra nació para los nabateos como una ciudad funeraria, pues ellos mismos la bautizaron como “la ciudad para el día de mañana”. Al principio de los tiempos, según algunos expertos, los habitantes de Petra vivían en jaimas, ya que los edificios excavados en piedra son, en su mayoría, tumbas del siglo III a.C, que varían en tamaño, diseño y ornamentación en función de la posición social del fallecido.

A partir del siglo IV a.C Petra floreció como ciudad comercial gracias a su ubicación en la confluencia de hasta siete rutas comerciales entre Oriente y Occidente, entre Arabia y el Mediterráneo. Tras el establecimiento en Petra del pueblo nabateo, un pueblo nómada árabe acostumbrado al saqueo de caravanas, esta se convirtió en una ciudad próspera y rica gracias al pillaje durante los primeros años y, más tarde, a los altos peajes que cobraban por la seguridad de sus muros.


Poco más de las siete de la mañana y nos acercamos a las puertas del centro de visitantes dejando atrás Wadi Musa. Una vez dentro, el sendero hacia Siq o desfiladero para acceder al centro de Petra primero lleva por el Bab as-Siq. 



El Bab as-Siq es más que una simple "puerta al Siq", a la profunda garganta a través de la cual se accede al valle de Petra. A lo largo del sendero siguiendo el cauce del Wadi Musa se despliega una necrópolis con tumbas de roca excepcionales, que dan cuenta de la importancia de este acceso desde el antiguo asentamiento de Gaia hasta la capital nabatea. En el área hay registrados 85 monumentos y 15 inscripciones

El principio del camino de tierra discurre entre pequeñas colinas de piedra anaranjada donde a unos 400 m podemos comenzar a ver algunos restos de la civilización nabatea, como grutas o los bloques de Djinn, tres grandes tumbas monolíticas de bloque en el lado derecho (norte) del sendero. Los beduinos cuentan que eran viviendas de djinns (genios, fantasmas) o cisternas (as-Sahrij), lo que podría estar relacionado no sólo con su forma, sino también con un uso probable en la época bizantina. Las tres tumbas de bloque (probablemente del siglo II a.C., o incluso ya del siglo III a.C.)



La Tumba de los Obeliscos

Un poco más adelante se destacan dos edificios tallados en la roca de forma escalonada uno encima del otro, de diferente diseño pero interdependientes: La Tumba de los Obeliscos, única en la arquitectura nabatea, y debajo de ella, el Triclinio del Bab as-Siq. 

Un buen preludio de lo que vamos a ver más adelante.


Bajo la Tumba de los Obeliscos, el Triclinio del Bab as-Siq. Un triclinio es un salón comedor muy difundido en la Antigüedad con tres bancos (o sofás) en los que los huéspedes se reclinaban durante el festín. En Petra se han encontrado más de un centenar de triclinios de diferentes tamaños, de los cuales una cuarta parte se hallan en relación con tumbas para la realización de banquetes rituales en honor de los difuntos. una de las muchas salas dedicadas a banquetes conmemorativos en honor a los muertos. Las dos estructuras fueron excavadas en la roca al mismo tiempo (40 - 70 d.C.) y estaban coordinadas en su función.


Si bien el Triclinio del Bab as-Siq tiene un diseño muy diferente al de la Tumba de los Obeliscos, fue creado al mismo tiempo y en coordinación exacta.

 Triclinio del Bab as-Siq

El Siq

Caminamos dirección del Siq o desfiladero que nos llevará hasta la ciudad de Petra para comenzar el recorrido por sus monumentos más emblemáticos. El color de las altas paredes de este estrecho pasadizo muta en función de la intensidad de luz que se cuela entre ellas.



Si bien ayer disfruté de Petra de noche, no es lo mismo ver este gran desfiladero de día y apreciarlo en toda su inmensidad, contemplando sus altas paredes de arenisca y la gama de colores en función de la intensidad de la luz que proporciona escenas diferentes de luces y sombras a cada paso que das 

El Siq (pozo, garganta) serpentea más de 1,2 km a través de una falla en el macizo de arenisca. En algunos lugares tiene apenas 3 m de ancho y hasta 70 m de profundidad. Desde su fundación en el siglo VI a. C., Petra ha tenido en este angosto desfiladero su mejor protección contra las invasiones.

Aunque no lo parezca no es un cañón formado por la erosión del agua, sino que se formó por las fuerzas tectónicas que rompieron la piedra en dos dando lugar a la grieta. Esta vía era la puerta de entrada a la ciudad nabatea de las caravanas de comerciantes y de los muchos peregrinos que querían alcanzar la ciudad sagrada.


El cañón que la protege y la mantuvo oculta durante siglos también conserva alguna sorpresa. En su época dorada, ese camino iba acompañado por la música del agua. En ambos extremos de las paredes del desfiladero se tallaron en la roca arenisca las canalizaciones que llevaban agua a la ciudad. Y para que el agua fluyese y no se filtrase por la roca porosa se cubría de una pasta impermeable. Toda una obra de ingeniería hidráulica que permitió a los nabateos disfrutar del agua y convertirse en un oasis para las rutas comerciales que atravesaban el desierto.


Fueron construidos por los nabateos junto con el sistema de protección contra inundaciones repentinas y la carretera pavimentada en las últimas décadas del siglo I a.C.

En el siglo I, Estrabón dice que el pueblo de Petra tiene fuentes en abundancia, ya sea para fines domésticos o para regar sus jardines. Pero no parece que fueran suficientes. Se estima que todas las obras hidráulicas de abastecimiento conseguían llevar a Petra unos 40 millones de litros de agua al cabo del año. Lo que contribuyó a hacer de Petra un oasis en las rutas comerciales que atravesaban el desierto.



Hilera de nichos votivos, algunos con inscripciones, conocida como Estación de Sabinos Alexandros. 
En el último tercio del Siq, a unos 400 m del final del desfiladero, hay una larga fila de nichos votivos en la cara sur de la roca, algunos con inscripciones en griego. Fueron creados en los siglos II y III d. C., es decir, después del final del reino nabateo (106 d. C.).

A lo largo del Siq hay muchos otros testimonios de la religión nabataea, como betilos -bloques de piedra, generalmente rectangulares, que representaban a dioses nabateos-, nichos y pequeños altares de incienso.


Gran betilo tallado en la cara sur del Siq. Sobre el nicho hay una amplia ranura, en la que posiblemente estaba insertada una cornisa, similar a la de algunas fachadas de tumbas. La segunda fotografía corresponde a un nicho arqueado con tres betilos.


También hay curiosas rocas de arenisca erosionadas como la de la fotografía. Si se la aprecia desde un costado se parece a la figura de un pez. Sin embargo, si se la contempla desde adelante, se asemeja a un elefante. Y la tonalidad varía en función de la luz que recibe.


El camino del Siq va discurriendo por el estrecho reducto, a veces casi recto, a veces en zigzag, a veces ensanchándose, a veces adelgazando súbitamente. A las impresiones que produce caminar entre dos rocas que casi se besan, se une la gama de colores que emanan de la piedra como radiaciones rojas, ocres, amarillas, violáceas, grises.



El Tesoro "Khazneh al-Fira'un"

Pero lo más impresionante se encuentra al final del camino. Tras más de un kilómetro por la grieta de los mil matices, el desfiladero se estrecha y se oscurece, pero es justamente entonces cuando emerge de pronto del fondo algo que al principio parece una luz rosada. Basta con dar unos pasos para advertir que lo que brilla al fondo es la fachada del más hermoso y divulgado monumento de Petra, el monumento más representativo de Jordania. Los beduinos lo llamaron "Khazneh al-Fira'un" (el Tesoro del faraón), porque creían que un faraón egipcio que huía había escondido un tesoro en la urna de la cima.

El magnífico mausoleo tallado en la roca dedicado a un rey o a una reina nabatea fue probablemente erigido durante la segunda mitad del reinado de Aretas IV (gobernó entre 9 a.C. y 40 d.C.). Se trata de una tumba real, tal vez de Aretas IV o de su esposa.

La verdad que esta visión queda grabada para toda siempre en la mente de cualquier viajero.


No me hago a la idea de lo que sentiría el arqueólogo y explorador suizo Johann Ludwig Burckhardt, cuando en 1812, viajando en caravana junto a un guía y disfrazado de árabe, consiguió acceder a la ciudad perdida de Petra por este desfiladero sin saber lo que le esperaba. Sus conocimientos en el idioma árabe  le permitieron crearse una falsa identidad, llamándose así Ibrahim Ibn Abdallah. Fue el primer occidental y cristiano en contemplar las ruinas de Petra tras seiscientos año de abandono.

Este explorador tenía muy buen olfato porque además de Petra también dió a conocer a los europeos los templos de Abu Simbel.




La fachada tiene esculturas de los hijos de Zeus y de la diosa nabatea Al Uzza, en la que se funden la egipcia Isis y Tique, diosa griega de la fortuna, en un claro ejemplo de las influencias que recibieron los nabateos durante sus viajes comerciales.

En este nivel inferior sí que se encontraron restos humanos, se cree que los de la familia del rey Aretas IV, lo cual nos lleva a pensar que el Tesoro de Petra en parte sí que era tumba (aunque probablemente cumplía varias funciones). Cuando el número de visitantes disminuyó drásticamente en 2003 debido a la guerra de Iraq, se aprovechó la oportunidad para realizar una importante excavación arqueológica en la explanada frente al monumento. Se excavaron, en la medida de lo posible, las tumbas más antiguas que se encuentran debajo del Khazneh.



Desde el Wadi al-Jarra (Valle de la Urna), la plaza frente Al-Khazneh hacia el centro de Petra el camino nos lleva primero por el estrecho Siq Exterior. Al principio de la estrecha garganta del Siq Exterior, una escalera muy desgastada (cerrada a los visitantes) conduce al triclinio más grande de Petra. Debido a las inusuales dimensiones de la sala tallada en la roca (aprox. 12 x 12 m), se supone que podría haber estado asignada al Khazneh para ceremonias representativas en honor del fallecido, pero no hay pruebas de ello.

Calle de las Fachadas

En cuanto el desfiladero se ensancha, aparecen altas fachadas de tumbas, en varios niveles, talladas en la roca del lado izquierdo como una fila de elegantes mansiones, que dieron a llamar esta sección Calle de las Fachadas.



En esta zona se puede ver claramente cuánta arena y escombros fueron arrastrados y acumulados a lo largo de los siglos por repetidas inundaciones repentinas. Los sedimentos llegan hasta el borde superior del portal de la tumba.


En cuanto la Calle de las Fachadas se abre al amplio valle, comienza la ladera occidental del Macizo de Jabal al-Khubtha, donde hay numerosas fachadas de grandes tumbas talladas en la roca, incluyendo las magníficas Tumbas Reales. Al comienzo de esta larga y escarpada pared está la llamada Tumba de Uneishu, tallada en la roca sobre varias cuevas situadas a distintos niveles.


Poco antes de llegar al anfiteatro, una multitud de tumbas más pequeñas labradas en la cara noreste del Jabal Al-Madhbah (también llamado Zibb Atuf) se alternan en varias filas, una encima de la otra. Se suponía que esta era la necrópolis más antigua de Petra.


El Teatro

La calzada central o Siq Exterior conduce al Teatro, donde impera la huella de Roma.

Al principio se creía que esta construcción del siglo I era de origen romano, pero toda la estructura, desde las gradas hasta el escenario, fue tallada por los nabateos en la montaña hace más de dos mil años. En un primer momento podía albergar hasta 3000 personas. Pero cuando Petra fue ocupada por los romanos, en el año 106 d.C., decidieron ampliarlo excavando varias filas nuevas en la grada superior. Esto provocó que se seccionasen varias tumbas y muestra de ellos son las cuevas existentes sobre las gradas.

Parece ser que fue levantado en tiempos de l rey nabateo Aretas IV. Lo más sorprendente son sus 45 gradas, perfectamente talladas en la falda de la montaña y donde se calcula que se juntaban 8.000 espectadores.






Vía Columnata y Gran Templo

Nos dirigimos al centro urbano que se encuentra continuando por el camino principal y nos encontramos con la Vía Columnada. Era la arteria principal de Petra. Originalmente estaba porticada, pero las columnas que quedan son de época romana. A ambos lados numerosas columnas delimitaban la calle y eran el punto de acceso a los edificios de la zona. A la izquierda, sobre la Vía Columnata, el Gran Templo, está dividido en dos recintos ubicados a varios niveles y, con más de 7.500 m ² de superficie, es el complejo más grande que se ha excavado en Petra. Fue construido en el siglo I a.C. y estudios recientes han confirmado su carácter administrativo. Aún se sigue investigando si pudo formar parte del Palacio Real.

De todos ellos apenas quedan algunas estructuras en pie.






Este complejo arquitectónico independiente considerado el más grande de Petra, con una estructura de 7.560 m2 de superficie en tres niveles, el más alto de los cuales se eleva 25 m por encima de la Vía Columnada.

A finales del siglo I d.C., o tal vez poco después del fin del reino nabateo por su transformación en la provincia romana de Arabia en el año 106 d.C., se construyó un pequeño teatro con entre 600 y 900 asientos en la sala columnada superior del Gran Templo, que probablemente también sirvió como bouleuterion (lugar de reunión de los concejales de la ciudad).

La puerta de los Temenos del Qasr al-Bint


Continuando por la vía, en el extremo occidental de la Vía Columnada vamos a dar a la puerta de los Temenos. En la antigüedad se marcaba claramente el paso de un ámbito profano a otro sagrado mediante algún elemento monumental. En la Antigua Grecia, un témenos (en griego τέμενος, 'recinto')​ era un terreno delimitado y consagrado a un dios, excluido de usos seculares.

En las ciudades romanas además era frecuente que tras una avenida de columnas se colocase un arco marcando el fin de la misma. Este es el caso de Petra, donde la Vía Columnata concluía en la Puerta del Temenos. Dando paso al extenso recinto sagrado (temenos) del Qasr al-Bint.

Probablemente se construyó durante el reinado de los emperadores romanos Trajano o Adriano (alrededor de las décadas II a IV d.C.). Su estructura era muy similar a la de los arcos de triunfo romanos. El Portal del Temenos, de 17 m de ancho, tenía originalmente arcos sobre los tres vanos, sostenidos por cuatro pilares que se apoyaban en pedestales moldeados.


Es muy posible que el Qasr al-Bint estuviese dedicado al dios principal de los nabateos, Dushara, que en Petra era adorado en la forma de una piedra sagrada. Es posible que también se rindiese culta a la diosa femenina al-Uzza, una especie de Afrodita o Venus nabatea.



Ascenso Ad Deir (Monasterio), por la escalinata de Petra.

Sendero de ascenso a la meseta de Ad Deir (Monasterio), uno de los más bellos monumentos de Petra. Su monumental fachada de roca tallada domina una altiplanicie, a la que se puede acceder desde el centro de la ciudad por un antiguo camino procesional. El ascenso de 1,6 km de largo, con 800 escalones, ofrece magníficas vistas del paisaje montañoso. 

es uno de los monumentos emblemáticos más fascinantes de Petra. El ascenso de 1,6 km de largo y una diferencia de altitud de casi 200 m requiere de buena condición, pero no es peligroso. Hay varias tramos planos entre los 800 escalones de subida, y uno se detiene de todos modos con frecuencia para disfrutar de las magníficas vistas.



El desnivel hasta el monasterio es de solo unos doscientos metros de altura, pero aun así, el ascenso por el sendero parece interminable.



Este lugar de culto lleva el nombre de Ad Deir (Monasterio) fue dado al lugar por los beduinos por las cruces que hay inscritas en la pared interior que datan de la época bizantina. La fachada de 47 x 48 m y la gran sala que hay detrás, fueron tallados directamente en la montaña a mediados del siglo I d.C. Sigue el modelo del Khazneh (Tesoro), pero no es un mausoleo. Probablemente el rey deificado Obodas era venerado aquí por los nabateos. Pero su objetivo inicial fue honrar la memoria de Obodas, que reinó en el año 96 al 85 a.C., pero cuando los romanos abrazaron el cristianismo fue utilizado como iglesias. Bajo el dominio de Bizancio, muchas otras tumbas nabateas se convirtieron en iglesias. En cuanto a la religión nabatea, eran politeístas árabes por lo que adoraban a un gran número de dioses, algunos propios y otros grecorromanos como Tique o Dioniso. El principal dios nabateo era Dushara, señor de la montaña.




Es la fachada más grande de Petra, enorme, espectacular y perfectamente conservada.Sus dimensiones son mayores que las del Tesoro pero su ubicación no es tan espectacular. El estado de conservación es muy bueno, sobre todo en la parte superior, que aún conserva muchos detalles.

El pueblo nabateo tuvo muy en cuenta los movimientos del sol a la hora de construir sus edificios.durante el solsticio de invierno la luz del sol entra por la puerta e ilumina directamente el altar mayor, el motab. También la tumba de la Urna cuenta con un fenómeno parecido, pues su puerta se alinea con el sol durante los equinoccios y durante los solsticios el sol señala las esquinas interiores del edificio.

En la talla de la planta superior con el frontón partido, en el centro del cual se encuentra un tholos (estructura circular) con techo cónico, capitel nabateo y urna, los constructores siguieron el modelo del Khazneh (Tesoro), pero sin su elegancia y riqueza de detalles. Seguramente ssta fachada - como la mayoría de los edificios de Petra - también estaba cubierta con una ligera capa de estuco como protección de la arenisca porosa, y estaba pintada en varios colores.

Los dos nichos inferiores y los tres superiores, probablemente alojaban estatuas de culto.


Miradores

Después de disfrutar de las vistas de este increíble edificio, vale la pena continuar aún más alto hasta los miradores en lo alto del macizo rocoso.

Desde la amplia explanada del Monasterio, si caminas ascendiendo un poquito mas puedes llegar hasta unos miradores con fantásticas vistas panorámicas que nos rodean en 360 grados, sobre las cadenas montañosas que nos rodean y, en dirección a Palestina, la inmensa planicie del Desierto del Neguev. En estos miradores hay cafés beduinos. En el qué esta mas alto frente al Monasterio hay una tumba a la que le falta la fachada (es mas, subes trepando por las rocas que se desprendieron hasta ella.

Sobre el acantilado occidental ofrecen vistas impresionantes de las montañas y del amplio Wadi Araba situado unos 1.000 m más abajo, descendiendo directamente al Mar Muerto.










Una vez de estar un rato disfrutando de las vistas. Regresamos por el camino hacia el Monasterio, Hay un bar con vistas a la fachada del Monasterio frente al templo. El As Deir Restaurant, el único restaurante que hay en esta zona. Hacemos una parada para hidratar y descansar un poco.





Descendemos por el mismo camino de la subida pero desde el sendero principal a Ad Deir, una estrecha quebrada se ramifica hacia la izquierda. En el extremo más ancho del pequeño barranco se encuentra el famoso Triclinio del León. La entrada a la garganta está marcada con un cartel informativo.



El Triclinio del León fue creado a mediados del siglo I d.C., probablemente en conexión con la necrópolis de la terraza rocosa a su izquierda. En el propio edificio no había tumbas, sino que estaba destinado a banquetes rituales en honor de los antepasados o deidades.

El nombre proviene de los dos leones, ahora muy erosionados a ambos lados de la puerta de entrada.



A la izquierda del Triclinio del León hay una necrópolis nabatea con las tumbas.

Descendiendo tenemos una vista privilegiada del centro de Petra, dominado por el magnífico complejo del Gran Templo. Al fondo se pueden ver las Tumbas Reales talladas en la ladera occidental de Jabal al-Khubtha. Hacía estas tumbas nos dirigimos. Pero como vamos en sentido de las agujas del reloj. Antes pasaremos por los restos de una iglesia con mosaicos bizantinos.


Iglesia Bizantina


Los restos de la Iglesia están ubicados sobre la colina detrás de la Vía Columnada bajo el tinglado moderno que protege las tres naves de la basílica con sus maravillosos mosaicos. Esta  Iglesia Bizantina  sorprende al visitante con mosaicos de piso figurativos exquisitos y bien conservados. Considerada una de las construcciones más modernas de Petra.






Capilla Azul



Muy cerca de la Iglesia Bizantina se encuentra las ruinas de la conocida como la Capilla Azul, también bizantina, donde destacan sus cuatro columnas de granito grises azulados coronadas por capiteles nabateos. Es prácticamente lo único que es conserva a día de hoy del templo.


En esta capilla se encontró un púlpito roto Petra fue sede del Obispado durante el Período bizantino. El púlpito era de forma hexagonal, sostenido por seis columnas sobre una base de piedra caliza y al que se accedía por escalones. Su mármol no es local de Jordania.



Las Tumbas Reales


Sobre el centro de Petra se elevan majestuosas las llamadas "Tumbas Reales", una hilera de grandes mausoleos con fachadas monumentales talladas en la ladera occidental del macizo rocoso del Jabal al-Khubtha. Identificadas como las tumbas de varios de los reyes nabateos por su tamaño y detalle, aunque no hay ninguna certeza de que sea así. Debido a la falta de evidencias arqueológicas, no es posible asociarlas a determinados gobernantes nabateos. Pero investigaciones recientes parecen confirmar su contexto real.


Son cuatro y todas diferentes:

La Corintia es la primera que te encuentras y la que esta mas estropeada pero se parece mas al Tesoro. El diseño de esta tumba, datada alrededor del 40-70 d.C., se orienta en la estructura de Al-Khazneh (Tesoro). Cuando León de Laborde visitó Petra en 1828, la llamó la Tumba Corintia por sus capiteles.


La fachada fuertemente erosionada (27,55 m de ancho x 28 m de alto), tiene característica sorprendente, la disposición asimétrica de las aberturas: Ventanas de diferentes tamaños a la derecha, puertas a la izquierda.


La Tumba del Palacio descrita como ostentando una "fachada de palacio", es uno de los mayores monumentos de Petra. Su frente de cinco pisos (49 m de ancho y aprox. 46 m de alto) muestra una abrumadora proliferación de elementos arquitectónicos con fines puramente ornamentales. 





La de la Seda es la que tiene la roca de la fachada de colores y queda «a pie de calle» no hay que subir escaleras. Es conocida como la Tumba de Seda, debido a los colores iridiscentes de su fachada de arenisca erosionada.


























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