¿Hay alguna mejor manera de ocupar el tiempo, que escribiendo sobre nuestros viajes?
El mundo me resulta un lugar fascinante y viajar me encanta. Y antes de comenzar mi andadura para explorar diferentes lugares y culturas, tradiciones y paisajes en un destino de viaje, me gusta informarme y recabar información sobre sus gentes, historia, cultura, costumbres, creencias y valores. No debemos subestimar la importancia de conocer la historia, cultura y particularidades de nuestro nuevo destino.
Muchos meses después de empezar a gestionar mi primera idea del viaje, allá por el 2020 y truncada por el dichoso Covid. Este año ¡por fín! he cumplido mi deseo. Vuelta a cruzar cientos de e-mails con la agencia para cerrar el itinerario y preguntar mil dudas, releer todos los blogs y foros que he rebuscado en Google sobre “Bután” o “Bhutan. Pero la espera y los trámites han valido la pena.
Destino: Bután, para mas señas el Reino de Bután, un país casi desconocido. Un reino budista del sur de Asia, en el borde oriental del Himalaya y sin salida al mar. La Bahía de Bengala, en la vecina India, es la costa más cercana desde el lado norte, a una distancia de 530 km. Aunque no existe una medición exacta de la superficie de Bután —debido a disputas territoriales con China—, oficialmente se reconoce que posee un área de 40 994 km², similar a la de Extremadura. La distancia mayor en el eje este-oeste es de 306 km, mientras que de norte a sur solo es de 145. Cuenta con una población aproximada de 763 000 habitantes, que trata de labrarse una identidad propia en el plano internacional, al tiempo que resiste los envites expansionistas de las dos grandes potencias asiáticas.