2.023-03-16 ESCAPADA A IPARRALDE
Hoy nuestro buen amigo Pedro nos ha preparado una de sus excursiones para acercarnos a visitar Iparralde.
Una ruta por el corazón del norte de Euskal Herria, en busca de cuatro de los pueblos de interior más bonitos: Sara, Ainhoa, Ezpeleta y Donibane Garazi, escondidos entre valles y montañas y en alguna de cuyas típicas fachadas con traviesas de madera rojas, verdes o azules en menor medida se deja secar el pimiento, como en Ezpeleta. Y como colofón finalizar nuestras visitas en San Juan de Luz - Donibane Lohizune, puerto de balleneros y osados pescadores del bacalao en Terranova . Una ciudad que durante el siglo XVII fue la base de los corsarios vascos y que se ha convertido en un relajado destino turístico de veraneo.
Euskal Herria es, un término asociado a la cultura vasca que está por encima de fronteras político-administrativas y esa impresión nos ha dado en el viaje. Porque una frontera de papel la dobla en dos partes, Iparralde y Hegoalde, aunque aquí hablar de límites fronterizos es apenas un juego en el que uno no sabe a ciencia cierta, saltando de pueblo en pueblo, a qué lado de esa frontera estamos. Porque, aunque sobre el papel los sucesivos tratados de límites quisieron dibujar la división, en la realidad los límites entre los dos países y pueblos se pierden entre montes, verdes prados, riachuelos llenos de encanto y frondosos bosques centenarios..
A las 8h de la mañana me vienen a buscar Pedro y Victor y desde Balmaseda nos ponemos en camino hacia la villa navarra de Bera. Tenemos que recorrer unos 160 kilómetros, que los hacemos de una tirada sin mover el trasero del asiento. Y de villa a villa, sin salir del coche, seguiremos hacia Etxalar y por el puerto de Lizarrieta, llegamos a la muga del collado del mismo nombre por una estrecha y serpenteante carretera de 7 kilómetros, flanqueada de un bosque de arboles centenarios y con espléndidas vistas sobre los valles que dejamos a nuestros pies.