La playa de Bares muestra una curiosa y bonita forma de media concha. Su arena blanca y fina y el pinar que la envuelve hacen que la magia rebose por sus cuatro latitudes.
Después de disfrutar un buen rato de la tranquilidad y belleza que te trasmite este encantador pueblo marinero. Seguimos nuestro itinerario hacia el Cabo de Estaca de Bares, por la AC-100 hacia el puerto de Bares.
El espacio natural del Cabo de Estaca de Bares se encuentra emplazado entre las rías de Ortigueira y Barqueiro, separadas por sus escarpados acantilados. Comprende una franja litoral abrupta y recortada marcada por la existencia de fuertes pendientes y acantilados de más de 100 metros
Hay dos lugares que no puedes evitar visitar, esos son Estaca de Bares y Cabo Ortegal, los dos puntos más al norte de la península. Son muy diferentes y preciosos cada uno a su manera. Llevan años peleándose por ver quién separa el Cantábrico del Atlántico, algo que reclama mucho más Cabo Ortegal.
Es el eterno debate que surge cada vez que se nombra a estos dos increíbles cabos coruñeses: ¿dónde muere el Cantábrico y comienza el Atlántico o viceversa? ¿En Estaca de Bares o en Cabo Ortegal? Ambos tratan de convertirse oficialmente en el lugar donde se separan Mar Cantábrico y Océano Atlántico.
Lo que si es indudable es que Estaca de Bares, es el punto más al norte de Galicia, pero no sólo eso, si no que también es el más septentrional de la España peninsular. Se adentra en el mar como un gran brazo de granito que históricamente ha marcando la separación convencional entre el mar Cantábrico, al este, y la masa oceánica general del Océano Atlántico al norte y al oeste, con el permiso de su vecino el cabo de Ortegal. Por supuesto, el Faro de Estaca de Bares también es el más norteño del país.
Un impresionante paraje que domina los acantilados más septentrionales de la Península Ibérica, a cuyos pies siempre se ha creído que se unían las aguas del Océano Atlántico y el Mar Cantábrico.
Ponemos rumbo al faro. Una estrecha carretera nos lleva hasta el mismo faro y hay una amplia zona para aparcar. Se emplazó en una meseta llamada Ventureiro -muy probablemente por el viento que sopla en esa zona de poco abrigo-, sobre un montículo cuya prolongación forma la llamada «punta de la Estaca de Bares», de la que recibe el nombre.
Situado en pleno corazón de las Rías Altas, sobre el cabo que sirve de entrada a la ría de O Barqueiro, es el faro más septentrional de toda la península y vigilante audaz de un Cantábrico que muestra su lado más bravío.
No podíamos dejar sin visitar al vecino de Estaca de Bares, el Cabo de Ortegal, a tan solo 13 km en línea recta y a unos 45 Km por una sinuosa carretera de costa. Ambos dos, como ya he señalado, se disputan la hegemonía marítima del punto de encuentro o separación del Océano Atlántico y el Mar Cantábrico.
Ambos en la provincia de A Coruña y en la comarca de Ortegal pero enclavados en diferentes municipios. Estaca de Bares en el municipio de Mañón y Cabo Ortegal en el de Cariño. Así que la rivalidad se mantiene, entre estos dos municipios, en la lucha por las fronteras marítimas del Océano Atlántico y Mar Cantábrico, en su particular "guerra de los mares".
Es el eterno debate que surge cada vez que se nombra a estos dos increíbles cabos coruñeses: ¿dónde muere el Cantábrico y comienza el Atlántico o viceversa? ¿En Estaca de Bares o en Cabo Ortegal?
Tenemos previsto hacer un bonito recorrido hasta El Cabo Ortegal y una visita obligada al santuario de San Andrés de Teixido. Para ello, nos acercamos hasta el municipio Cariño, dejando atrás Espasante y la Ría de Ortigueira y por una sinuosa carretera nos acercaremos, en primer lugar, hasta el moderno faro de Cabo Ortegal.
La tierra avanza ganando terreno al mar hasta el faro desde el que se divisan los acantilados de O Limo y los famosos Aguillóns, tres formaciones rocosas afiladas que asoman como pequeños islotes.
Nos encontramos en la costa Ártabra que se extiende por unos 200km de intrincado litoral entre las rías de Ares y de Ortigueira y posee además, según los científicos una extraordinaria singularidad geológica.
Nos hallamos ante el segundo cabo más septentrional de la Península Ibérica, que constituye el límite occidental del Golfo de Vizcaya y una de las zonas por donde se fracturó el antiguo continente de Pangea -el gran supercontinente que existió hace unos 300 millones de años que agrupaba las mayor parte de las tierras emergidas en nuestro planeta-
Un imponente paraje de acantilados donde reina su vistoso faro rojo y blanco, de casi trece metros de altura. Desde su mirador sobrecoge la belleza de Os Aguillóns, las tres rocas punzantes que emergen del mar y en las que rompen las olas con toda su fuerza.
Cabo Ortegal tiene dos puntas: la Punta dos Aguillóns y la Punta do Limo. En la Punta dos Aguillóns, también conocida como Punta Gallada, se encuentra el faro, que comenzó a funcionar en 1983 y que se eleva en una roca a 100m de altitud, desde donde desafía a la bravura de la mar y del viento de esta agreste costa. Sirve de punto de observación, al frente, de la piedras de Os Aguillóns, sus tres pequeños peñascos que desafían la bravura de dos mares y que le dan el nombre de «Os Tres Aguillóns» (Los tres aguijones). Cada uno recibe su propio nombre: «Cabalo Xoán», «A Ínsua» y «Tres Irmaos».
Las vistas son impresionantes, desde este bonito faro en la punta Punta dos Aguillóns.
Con el zoom de mi cámara, se puede apreciar en las rocas afiladas a un percebeiro de faena. Estos pescadores de percebes se dejan la piel para conseguir piezas únicas de marisco. Como veis, son azotadas y esculpidas por la fuerza salvaje del mar y el océano, en una zona de gran bravura y de fuerte viento, donde los percebeiros luchan con las olas del mar para recoger los que cuentan que son los mejores percebes de Galicia.
Cabo Ortegal posee entre otros hitos geológicos, el mayor afloramiento de eclogitas del planeta y uno de los pocos sitios donde se pueden ver en superficie. (Foto: afloramiento de eclogitas atravesado por un filón de feldespato blanco).
La zona aspira a convertirse en geoparque de la Unesco.
Estas rocas se forman en las profundidades de la la tierra. Así que podemos hacer realidad la fantasía de Julio Verne de viajar al "centro de la Tierra". Porque aquí el centro de la tierra está a ras de suelo.
Continuamos nuestro itinerario por la Serra da Capelada. Para ver estos impresionantes acantilados hay que tomar el coche, tomar la carretera DP2205 y recorrer la costa con calma parando en cada uno de estos miradores. La mayor parte de la Sierra de A Capelada era una antigua isla volcánica, semejante al actual archipiélago de Japón. Su pico más alto es el de Vixía Herbeira, a 620 metros sobre el nivel del mar. Desde allí podréis apreciar toda la grandiosidad y magnitud de estos acantilados, los más altos después de los fiordos noruegos, pues a su elevada altitud se suma una pendiente de más del 80 %.
En esta Sierra, en su punto más alto, a 620 m de altura, se encuentra una antigua caseta de piedra construida en el siglo XVIII. La garita de Vixía Herbeira, un antiguo puesto de vigilancia situado al borde del acantilado. En este punto marca los límites de los concellos de Cariño y Cedeira. Formaba parte de una serie de construcciones dedicadas a la vigilancia costera y marítima a lo largo de la costa
Pero este lugar no es simplemente una garita de vigilancia. El hecho de que esté aquí localizada es por que A Herbeira es el punto más alto de toda la agreste costa Ártabra y de toda la sierra de «A Capelada». Una vez nos asomemos al mirador podremos ver la magnitud y la grandiosidad de los espectaculares acantilados.
El viajero se siente insignificante con la vista que se pierde en un océano Atlántico imponente que se antoja casi infinito.
Por sus vertiginosos acantilados, se dice que aquí se encontraba la puerta del más allá del mundo celta, por donde muere la luz al atardecer y el Astro rey se hunde en los abismos del horizonte marino en el Atlántico y lo relacionaban con un mundo oculto y tenebroso -su otro mundo invisible-. Para los celtas, el poniente no existía en sus referencias geográficas y estas costas eran el punto maldito en su cosmología. Desde ellas observaban el punto donde el sol y las aguas del gran océano desaparecían en el horizonte.
Los celtas galaicos (como se conoce a los que habitaron Galicia en aquel momento) estuvieron presentes desde aproximadamente el 600 a. C. y dejaron a lo largo de ese territorio muestras de su estancia . Poblados, petroglifos, joyas… que plasman una historia que no se puede conocer de primera mano, ya que no existe constancia escrita de estos pueblos más allá de la aportada por sus propios conquistadores, debido a su cultura eminentemente oral.
El Historiador griego Hecateo de Mileto (550 a.C. a 476 a.C.) se refería a los habitantes de este área como κέλτης kéltis (‘ocultos’). Y otros autores antiguos, en sus descripciones de la costa galaica, nos informan de la presencia de una serie de poblaciones a las que denominan como keltikoí o celtici, es decir, célticos, y a las que sitúan en la costa atlántica ibérica desde el curso del río Duero hasta la costa Norte peninsular, una vez superado el cabo Nerio o Céltico, punto de inflexión entre la costa occidental y septentrional de la Península Ibérica (Estrabón, Geografía, III, 3, 5; Pomponio Mela, Corografía, III, 9-13; Plinio, Historia Natural: III, 28 y IV, 111).
Estrabón o Plinio el Viejo, les describían como una sociedad de bárbaros que se pasaban el día peleando y la noche comiendo, bebiendo y danzando bajo la luna-.
Y su fama de belicosos nos la traslada Orosio, historiador latino, que cuenta como en el año 137 a. C. Décimo Junio Bruto inició una campaña de castigo contra los celtas galaicos debido a las continuas incursiones bélicas en apoyo de los lusitanos.
Ya parece que pululaban por estas tierras desde la Edad de Hierro -primer milenio antes de Cristo-. Se instalaron en Galicia a través del río Sil, procedentes de la meseta , se entremezclaron con los nativos y empezaron la construcción de los castros, permaneciendo en Galicia hasta hasta que los romanos les conquistaron en el siglo I d.C. y los nuevos conquistadores, la identificaron con el nombre Gallaecia. Un territorio situado en el extremo noroccidental de la península ibérica, una provincia romana que abarcaba los territorios de la actual comunidad autónoma de Galicia, norte de Portugal y el territorio de las actuales provincias de León, Zamora y la comunidad autónoma de Asturias, habitado por pueblos indoeuropeos de lengua céltica denominados galaicos (gallaeci), al oeste, y astures al este.
Y parece ser que del topónimo Gallaecia viene el actual nombre de Galicia.
Vistas panorámicas de dos Castro. Es posible que los castros fueran habitado en primer lugar por pueblos celtas.
Aunque ya existían pobladores originarios en estas tierras desde el Paleolítico Medio, el desarrollo de la Historia de Galicia, para muchos historiadores, puede tener su punto de inicio con la llegada de los celtas. Se instalaron en Galicia a través del río Sil, procedentes de la meseta. Y permanecieron en tierras gallegas, hasta que los romanos les conquistaron en el siglo I d.C. y la identificaron con el nombre Gallaecia. Un territorio situado en el extremo noroccidental de la península ibérica, una provincia romana que abarcaba los territorios de la actual comunidad autónoma de Galicia, norte de Portugal y el territorio de las actuales provincias de León, Zamora y la comunidad autónoma de Asturias, habitado por pueblos indoeuropeos de lengua céltica denominados galaicos (gallaeci), al oeste, y astures al este.
En Galicia algunos autores hablan de una población aborigen protocéltica (de origen común a los celtas) que el famoso arqueólogo e historiador Florentino López Cuevillas los denomina "Oestrimnios" que fueron conquistados por los celtas Sefes o Serpes, pueblo que ocupó Galicia y Portugal y que poseían como tótem la serpiente - Serpes en griego quiere decir serpiente-.
Los defensores del celtismo mantienen, que de todos los antecesores que habitaban la tierra gallega, fueron los celtas los que han dejado las huellas más profundas en la cultura gallega e influyeron en las creencias, tradiciones populares y el folklore. Visitando y conquistando esas tierras en la Edad de Hierro (Los celtas -originarios del sur de Alemania, el entorno del Rhin y el Danubio y Austria- llegaron a la península ibérica en dos grandes oleadas entre los años 950 y 650 a.C procedentes del territorio próximo al Mar Caspio y el Cáucaso.
Si bien, uno de los mayores debates actuales sobre la historia de Galicia es el denominado «problema del celtismo», en el que se contraponen una visión que apoya el origen celta de Galicia y otra visión que habla de cultura autóctona con influencias mediterráneas y centroeuropeas y el hecho de introducirlos en la historia de la actual Galicia, es motivo de discusión para estos últimos.
Sea el grado de influencia y la impronta que hayan dejado en la cultura y genética gallega. Tantos siglos de vivencias dan para mucho y seguro se produjo un verdadero trueque de costumbres y conocimientos entre estas tribus celticas del norte de Europa y los pobladores nativos que se encontraron a su llegada.
Algunas creencias, costumbres y tradiciones rurales de Galicia que continúan siendo iguales o parecidas a las de hace muchos siglos, muestran un número de similitudes y características de las preservadas en las principales regiones célticas de Europa: la Bretaña francesa, Cornualles, Gales, Escocia, la Isla de Man e Irlanda (Fernández Valladares, 2001: 73).
Fascinados por la grandiosidad de los cortados de Vixia Herbeira. En pocos lugares se da la coincidencia de que el pico más alto de una sierra forme parte de un sistema de acantilados costeros. Así sucede con la Vixía de Herbeira, que es el techo de la sierra de A Capelada, conformando algunos de los acantilados más elevados de la Europa continental.
Desde Herbeira se pueda disfrutar de unas espectaculares vistas de la costa norte gallega, en un tramo litoral abierto al Atlántico entre el cabo Ortegal y la exigua ensenada de Santo André de Teixido.
Desde aquí tendremos una excelente panorámica del Océano y de las puntas Tarroiba y Robaliceira, además de admirar la magnífica costa agreste que se encuentra en las proximidades de San Andrés. Por este motivo, este mirador es considerado uno de los puntos más bellos de toda la comarca y es sin duda un punto obligado de paso.
En este mismo lugar se encuentra un parque eólico que aprovecha los fuertes vientos de esta comarca para generar electricidad. La zona además es lugar de pasto para numerosos caballos y vacas. También de infinidad de aves que tendrán que sortear , a su paso, a estos gigantes molinos de viento y no morir en el intento.
La Garita de Herbeira se sitúa en plena ruta de los miradores de San Andrés de Teixido, entre los que destacan y bien merecen una parada el mirador de Teixidelo y su famoso cruceiro de Curutelo.
Nos encontramos en la carretera que une los municipios de Cedeira y Cariño. Y este mirador ya pertenece a Cedeira, saltamos de comarca y nos encontramos en la comarca de de Ferrol, conocida como Ferrolterra.
Piensas en aquellos caminantes, que al llegar a un cruce encontraban uno cruceiro de piedra, señalador de direcciones, colocado allí por la autoridad eclesiástica, que ofrecía indulgencias en el purgatorio a cambio de unos padrenuestros…
En Galicia conviven en perfecta sintonía una intensa fe en la religión católica y el culto al cristianismo, junto con supersticiones y tradiciones paganas profundamente arraigadas.
Es evidente que su origen es antiquísimo. Los antiguos pobladores adoraban las fuerzas naturales como testimonio de sus dioses, que tenían el poder de levantar esas moles de piedra de formas mágicas. Y colocaban señales pétreas como ofrendas o como homenaje a sus muertos. El Cristianismo trató de suprimir esas prácticas paganas, con una sacralización de los lugares de culto pagano o sospechosos de tener tal culto y sustituyéndolas por otras parecidas con advocación a Jesucristo, a la Virgen o a los Santos. Surgieron así santuarios, templos, oratorios y ermitas por doquier. Y los cruceiros. Es muy difícil de precisar cuando comenzaron a erigirse. Algunos la suponen derivada de los ritos celtas o incluso anteriores, o de los miliarios romanos, siendo reemplazados muy lentamente por el Cristianismo, sobre todo a partir de la contrarreforma -la respuesta de la Iglesia católica a la Reforma protestante de Martín Lutero en el siglo XVI.
Sea como sea ahí están, formando parte del paisaje, inseparables, añadiendo su misterio al propio de la tierra gallega.
En la parroquia de Régoa, en Teixedelo, y sobre un alto de 337 m sobre el nivel del mar se levanta un cruceiro que a veces es denominado Cruceiro do Curutelo. Aprovechando este montículo y la situación del cruceiro en lo más alto se ha habilitado un mirador al que se accede por unas escaleras.
Desde este mirador se puede acceder a la playa de Teixidelo, en un recorrido de poco más de 5km ida y vuelta. La singularidad geológica de las rocas de esta costa Ártabra, las hace responsables de que, por ejemplo, esta playa se uno de los muy pocos ejemplos en el mundo de una playa de arena negra no volcánica.
Se encuentra en un lugar apartado y salvaje, en la base de estos acantilados, donde no llega arena de otras playas arrastrada por el mar, por eso el arenal de Teixidelo está formado únicamente por la erosión de las increíbles piedras que nos rodean.
Ponemos rumbo a San Andrés de Teixido. Seguimos nuestro recorrido y nos acercamos a un pequeño valle donde se encuentra este pequeño núcleo de casas agrupadas al abrigo de un bonito ssantuario, anclado entre prados en la sierra de A Capelada. Aunque también lo nombran San Andrés de Lonxe (de Lejos) o San Andrés no Cabo do Mundo (en el fin del mundo).un diminuto pueblo blanco con apenas 30 viviendas. Lo mas fotografiado y venerado, su iglesia.
En San Andrés se mezcla el culto católico a San Andrés, con los ritos paganos y las tradiciones precristianas.
Cuando el cristianismo quiso dominar las viejas creencias y se abandonaron los castros celtas, el paganismo druídico tuvo que cavar trincheras y ocultarse en el interior de la tierra para sobrevivir. Pero el arraigo y la fuerza de estas creencias era tan fuerte que desde el primer momento se mezclaron con el dogma cristiano que no se impuso sin asimilar en sus rituales, fiestas y celebraciones, muchas de esos ritos paganos. Sin duda, la inteligencia de la Iglesia se demostró en esa capacidad para transigir, usando en beneficio propio la fuerza de creencias antiguas en vez de oponerse directamente a ellas.
Su modesta apariencia esconde un lugar rico en tradiciones y lleno de misticismo, uno de los más importantes santuarios de peregrinación de Galicia.
El nombre de Teixido, dicen que hace alusión a la abundancia de bosques de Tejo -Teixo en gallego- que existían en estos montes. Los celtas lo consideraban un árbol sagrado, probablemente debido a su extraordinaria longevidad, que lo hace parecer inmortal.
Nada se improvisa, todo forma parte de un amalgama de ancestrales ritos y religión. También dicen que su romería es más efectiva, religiosamente hablando, que la de Santiago de Compostela. Aquí, el prodigio milagrero está casi garantizado, si se siguen las pautas establecidas por la cultura oral de las gentes del lugar.
Teixido, como todo el litoral atlántico de Galicia, representa el fin del mundo. Así que, el fin del mundo existe y está en San Andrés de Teixido. Sin duda, es uno de los rincones mágicos y esotéricos de la comunidad gallega, lleno de tradiciones y misterios que lo convierten en un lugar muy atrayente para creyentes de todo ámbito.
Nosotros no dirigimos a ese punto. Yo he estado. Y ustedes harían bien en ir, por la cuenta que les trae. Se halla en el noroeste gallego, a 12 km de Cedeira (A Coruña). Allí los espera el apóstol san Andrés, un ex náufrago que estrelló su barca contra el litoral, justo donde la sierra de la Capelada se desploma en el Atlántico. Cuando se recuperó del susto, el santo construyó una iglesia y evangelizó a las poblaciones célticas de la comarca.
En estos agrestes acantilados de la costa atlántica que rodean por el Norte al municipio de Cedeira, dentro de una amplia hondonada a 140 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Santuario de San Andrés de Teixido, perteneciente a la parroquia de Santa María de Régoa.
El templo tiene su origen en siglo XII y pertenecía a la Orden de Malta, momento en el que se atribuye la existencia de un monasterio en el mismo lugar. Más tarde, pasó a manos de la orden de San Juan de Jerusalén y siglos después fue propiedad de los Andrade de San Sadurniño, que controlaban las riquezas que generaba este centro de peregrinación.
Pero la iglesia como tal, es de los siglos XVI – XVII, de estilo gótico-barroco. De la construcción inicial solamente se han conservado la puerta del muro de la fachada norte y algunos de los murales del interior.
Es el centro de peregrinación más importante de Galicia después de Santiago de Compostela. Resulta curioso que a una aldea que a duras penas alcanza los 50 habitantes en invierno, refugiada entre los acantilados más altos de Europa continental, lleguen miles de peregrinos cada verano. Un lugar mágico y único en medio y medio de la conocida como Costa Ártabra, una de las partes de litoral de Galicia más salvaje y espectacular, donde la Serra da Capelada se eleva magnífica.
San Andrés de Teixido: lugar anual de devoción y peregrinación. Dice el dicho que a San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo. O sea, que va de muerto quien no fue de vivo, vagando como alma en pena, o reencarnado en un insecto o reptil - en un sincretismo religioso muy poco ortodoxo-. Por este motivo, está muy mal visto en la zona, que se maltraten a este tipo de animales que andan cerca del suelo. Es fácil, que cualquiera de ellos sea un difunto, tratando de cumplir con el deber de visitar San Andrés de Teixido.
El dicho lo achacan a un ataque de celos del santo. Parece que San Andrés tenia envidia de Santiago al ver a tantos peregrinos dirigiéndose a su tumba, así que rogó para conseguir un poco de seguimiento a su santuario. La insistencia y queja formal de San Andrés tubo sus efectos, unas versiones dicen que lo visitó el mismísimo Dios y otras que fue Santiago. Fuera quien fuera el visitante, le sacó la promesa : – Ve tranquilo. A partir de hoy nadie entrará en el reino de los cielos sin haberte visitado. Y si no se acercan en vida tendrán que hacerlo de muertos pero reencarnados en un insecto o reptil.
Y así fue como comenzó la leyenda de San Andrés de Teixido que acabó en el famoso refrán. no se puede estar más de acuerdo: acudir a este rincón legendario del municipio de Cadeira es casi obligatorio, pero mejor hacerlo en vida para disfrutar de las vistas sobrecogedoras sobre el acantilado y la peculiar arquitectura de la aldea.
La actual iglesia de San Andrés es un pequeño templo de épocas posteriores, sin valor artístico especial. De todas formas conserva interesantes elementos arquitectónicos del siglo XVI tales como una bonita puerta de arco conopial y los restos de unas pinturas al fresco en el testero, mientras su interior aparece lleno de velas y variados exvotos, un policromado retablo barroco con expresivas imágenes de sabor popular y una curiosa imagen-relicario de San Andrés de estilo manierista.
En una zona del interior de la capilla, muchos de los fieles y peregrinos de San Andrés de Teixido dejan sus exvotos, ofrendas de cera con forma de pierna, brazo o la parte del cuerpo que necesiten que sea curada. Se pueden comprar en las tienditas y puestos alrededor de la capilla, ya que se han convertido en fuente de ingresos para los habitantes de San Andrés de Teixido.
Todo este ambiente refleja la fe en que los gallegos tienen hacia este santo: aquí se entra enfermo y se sale sano.
Aunque el día de San Andrés se celebra el 30 de Noviembre, el período de las 8 «grandes», como son conocidas las de mayor afluencia, es el comprendido entre el 16 de Agosto y el 9 de Septiembre.
En la romería se manifiesta una serie de ritos y prácticas de carácter supersticioso y pagano, entreverados y en sincretismo con cultos de la liturgia cristiana. Como es la tradición hacer la romería llevando una piedra que se deposita en uno de los amilladoiros de la zona, para confirmarle al santo que se ha ido en vida. También nos recuerda también el valor que para los antiguos celtas tenían las piedras, compañeras de buena fortuna para las almas de los difuntos.
Estos amilladoiros o milladoiros, son pequeños túmulos con acumulaciones de piedras que se forman por costumbres de peregrinos que asisten a santuarios o romerías y que se acumulan con el paso del tiempo. El entorno de San Andrés está cuajado de claveles marinos, conocidos como las hierbas de enamorar por la supuesta influencia que ejercen en el enamoramiento entre las parejas -pero para toda la vida- y se la conoce como "la namoradeira". Dado que el efecto no es reversible, que se sepa, antes de dar el paso, ¡ha de estarse muy seguro!
Para que funcione el hechizo de amor, tienes que ser capaz de introducir en el bolsillo de la persona amada, una flor de la Armeria maritima. Esto, hay que hacerlo sin que se entere, de otra manera, no tendría efecto. La hierba de enamorar también sirve para mejorar la fecundidad en las mujeres, de ahí que también se la conozca con el sobrenombre de <<empreñadeira>>.
La devoción a San Andrés va más allá de su iglesia. Muy cerca, se halla una fuente ideal para supersticiosos -Fonte do Santo-. Donde dicen se piden deseos, tomando antes un sorbo de agua de cada uno de los tres caños que tiene.Pero también la creencia dicta que si se echa un trozo de pan y flota es que todo va bien. Si se hunde significa que solo le queda un año de vida al que lo ha arrojado. Ante esta disyuntiva, mejor no tirar nada. Nosotros no bajamos a la fuente, no por superstición, sino porque se nos pasó.
El camino de peregrinación a San Andrés de Teixido constituye una de las rutas más ancestrales y conocidas de la Comunidad de Galicia.
El Camino de Santiago es, posiblemente, la peregrinación más popular del mundo. Sin embargo, para los gallegos el de San Andrés es igual o más especial. Se trata del Camiño Vello a Santo André de Teixido, una que parte del monasterio do Couto y que, tras unos 40 km entre castros, molinos antiguos, necrópolis, puentes medievales, culmina en San Andrés de Teixido. Además, solo cuenta con dos etapas y es ideal para realizarla un fin de semana.
Hemos disfrutado de este bonito y escondido sitio lleno de simbolismo popular y sincretismo religioso con remotos cultos precristianos, una serie de leyendas y devociones populares, tradiciones paganas, ritos etnográficos, romances y cantigas populares y relatos milenarios, todo ello enmarcado en un precioso entorno.
Y empapados de sosiego regresamos a casa, poniendo fin a un día intenso y emocionante.
Es muy frecuente observar caballos en estado salvaje en la carretera que atraviesa la Sierra de A Capelada, que lleva al santuario y al mirador. Y volvemos a ver como la tierra desciende hacia el mar, rodeado todo ello de impresionantes acantilados de vértigo, que como marco tienen la Sierra de A Capelada.
En este punto del noroeste de la península ibérica hay un mar más alto que el cielo. Lejos de ser una licencia propia de los usos poéticos, el sentido del verso se entiende de golpe cuando se contempla el horizonte desde los acantilados de San Andrés de Teixido
CONCELLO DE VIVEIRO
Apenas a veinte kilómetros de O Barqueiro, se encuentra Viveiro, capital de la Mariña Occidental y la que visitamos en varias ocasiones.
Esta villa marinera, con título de ciudad desde finales del s. XIX. En 1891, la reina regente María Cristina en nombre de Alfonso XIII otorgó la categoría de ciudad con el título de Muy Noble y Leal Villa a este pueblo marinero atrincherado en su ría.
Presume de un enclave privilegiado y un importante patrimonio cultural. Cuenta con el casco histórico más importante de todo el litoral norte de Galicia. Su poderío patrimonial tiene mucho que ver con sus funciones como puerto comercial, importante desde la edad media.
En Viveiro dicen que hay de todo, y todo es bueno. Aquí, el mar se funde con la desembocadura del río Landro y forma la Ría de Viveiro. Junto a esta ría, vigilada por el Monte Castelo de 450 m de altitud, se alza su ciudad que se pensaba de origen medieval, pero hallazgos en el subsuelo de la ciudad El tipo de materiales empleados y el modelo constructivo de los restos localizados en una cata en el casco viejo apuntan a la raíz romana de la ciudad. En la actualidad conserva un elegante casco antiguo, de los más importantes de Galicia.
Cruzando el rio por el Ponte Misiricordia que es el principal acceso peatonal a la villa de Viveiro y a su casco histórico, atravesando este puente sobre la Ensenada del río Landro, en la ría de Viveiro. Tres de sus doce arcos se encuentran enterrados bajo el malecón.
Este puente une las márgenes de la ría de Viveiro, desde la puerta de Carlos V, hasta la capilla de la Misericordia, de la cual recibe su nombre. En la antigüedad era conocido como Puente de Vivario.
Rodeada en su día por murallas de las que todavía sobreviven tres de sus puertas: la Puerta de Carlos V, la Puerta "da Vila" o la Puerta "do Valado"; tres de las antiguas que aún se conservan de las seis que tenía el recito amurallado; las iglesias parroquiales de Santa María y Santiago-San Francisco, recoletas plazas y empinadas calles gremiales como a Zapatería, Pilitaria, Ferreiros, do Forno, Pescadería…No menos interesante resulta su arquitectura popular en la que destacan las casas con corredores, balconadas y galerías acristaladas que reflejan toda su hermosura en el reflejo de la ría.
El municipio de Viveiro está formado por tres núcleos urbanos: Viveiro (principal población y casco histórico), Covas (zona turística y residencial debido a la playa), y Celeiro (uno de los principales puertos pesqueros del norte peninsular).
Cruzando el puente, te topas con la Puerta de Carlos V (Monumento Histórico y Bien de Interés Cultural). Esta puerta de estilo Plateresco, constituye la principal entrada al casco histórico de Viveiro. También es llamada "Porta do Castelo da Ponte"; es de estilo plateresco y se levantó en el siglo XVI, sobre otra anterior del XII, en homenaje a Carlos I de España y V de Alemania, por los honores que había concedido a esta villa y sustituyó a la antigua puerta medieval.
Declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional, es el monumento más representativo de la ciudad. Constituía el acceso a la ciudad por las antiguas murallas en la parte del mar.
Su casco antiguo está declarado Conjunto Histórico-Artístico. Accedemos a él por la puerta de Carlos V, tomando la Rúa María Sarmiento desemboca de inmediato en la Plaza Mayor, antiguo centro del pueblo de pescadores que hoy exhibe bellos edificios de piedra con luminosas galerías y balcones de forja con un aire modernista. En la actualidad, una plaza peatonal, centro del casco histórico de Viveiro. donde se encuentran el Ayuntamiento y el antiguo Consistorio. Esta plaza es presidida por la figura de Nicomedes Pastor Díaz; escritor y político viveirense, considerado uno de los mejores poetas del siglo XIX. Este monumento se inauguró en el año 1891 y el ilustre personaje observa con atención el continuo ajetreo de la villa.
En un breve recorrido por las calles de esta ciudad del Landro, el visitante podrá descubrir múltiples ejemplos de estas galerías acristaladas, un elemento más que característico para la localidad. Y es que el panorama general de Viveiro refleja sus fachadas teñidas de color blanco, en su mayoría, formadas por estructuras de madera ―o hierro lacado y hormigón, en sus versiones más actuales― recubiertas con grandes y vistosos ventanales.
De aquí parten una serie de calles estrechas y peatonales. Hay que perderse por estas calles, caracterizadas por edificios con galerías acristaladas típicas, y casonas medievales con escudos y blasones. Y hacer alguna parada, obligatoria, en alguno de sus bares para degustar sus tapas y raciones, acompañadas por un vino ribeiro o albariño.
El perfil urbano de Viveiro se encuentra marcado por estos edificios. Podemos encontrar grandes conjuntos de viviendas con galerías, la mayoría de ellos repartidos a lo largo y ancho de su casco histórico, entre la Plaza Mayor y el Paseo del Muro.
Parada y fonda en un típico restaurante para recuperar fuerzas.
Nos acercamos a la playa de Viveiro -La playa de Covas-, que está en su centro urbano, concretamente en el barrio Covas. Es la playa por excelencia del núcleo urbano de Viveiro. De arenas blancas, oleaje moderado y forma de concha es una de las playas más populares de la costa lucense.
Desde la parte vieja se llega paseando. Primero se cruza el Puente de la Misericordia y después se sigue el paseo de la estrecha ría, hasta alcanzar la playa.
La playa es de arena blanca, con oleaje tranquilo, de forma de concha, y ventosa. Se extiende a lo largo del núcleo urbano viveirense. Tiene una extensión de casi tres kilómetros de superficie en bajamar, que se reduce a la mitad en altamar, oscilando entre 30 y 150 metros de anchura según la marea. Es la playa más conocida de la localidad de Viveiro. Su situación en el fondo de la Ría de Viveiro hace que sea una playa de aguas muy tranquilas.
En el extremo oeste de la playa, dirección O Vicedo, se encuentran unas curiosas formaciones de tipo pizarroso, que se les conoce como “Castelos”, y qué destacan más cuando la marea está baja. Hay un monumento dedicado en recuerdo de los náufragos de la escuadra cántabra, en especial del Bergantín Palomo y la Fragata Magdalena , hundidos en la ría, por el temporal, el 2 de noviembre de 1810.
De las varias visitas que hicimos a Viveiro. También por la tarde y noche nos acercamos para disfrutar de su encanto.
En estas fotos parece que las meigas hicieron acto de presencia para dar su toque de distinción y desenfoque a las fotos. Y no lo digo por que aparece Garazi.
Sino porque, en esta tierra celta y mágica de Galicia llena de mitos y leyendas, pociones y brebajes, conjuros y hechizos. Estos personajes, de bruxas y meigas, como todo el mundo sabe: ¡habelas, hailas!
Así que no me extrañaría que hayan puesto su impronta de pócima mágica en estas fotos.
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