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2.022 VUELTA A EGIPTO -Tercer día-


Agosto de 2.022; días 2 y 3.

2.022 DE VUELTA A EGIPTO -GRANDES PIRÁMIDES  DE LA MESETA DE GIZEH-

El país de los faraones es uno de los mitos viajeros que más fascinación despiertan.

Egipto es un don del Nilo, un rio que serpentea a través de África, de sur a norte, cruzando las arenas del Sáhara y creando a su paso numerosos oasis de verdor hasta alcanzar el Mediterráneo. A orillas de este fabuloso curso surgió, creció y languidecieón una civilización cuyo legado lleva más de 4.000 años asombrando al mundo.

Los antiguos egipcios llamaban a su país <<la tierra negra>> en alusión a los oscuros limos del Nilo, arrastrados desde hace milenios dese las tierras altas de Eiopía y luego depositados, con sus crecidas anuales, en las orillas del curso final y en el delta. Los ricos sedimentos y la abundancia de agua convirtieron las riberas en un auténtico vergel, una tierra fértil que discurre en medio de una <<tierra roja>>, el desierto de los desiertos, el Sáhara.

Así de simple, así de radical. Agua fresca y arena abrasadora, oasis y erial, vida y desolación se abrazan y conviven a orillas del Nilo.


                                 ¡Vive, Sueña, Viaja y Disfruta!

NUESTRO VIAJE A EGIPTO
HOY MENFIS Y SU NECRÓPOLIS

         

                                            "Ankh" -En busca de la llave de la vida-

Los Egipcios creían que el viaje terrenal era solo una parte de la vida eterna. El Ankh o la Llave de la Vida,  simbolizaba tanto la existencia mortal como la vida en el más allá. Nosotros vamos a verla y encontrarla en muchos jeroglíficos y relieves de las pirámides y templos. Y la daremos las gracias por habernos concedido el privilegio de viajar juntos por este mundo y en esta vida terrenal. Y de paso, ya que estamos en la "Tierra de los Faraones", la  pediremos que nos conceda el deseo de poder seguir  haciendo muchos viajes en esta vida. Y no nos queremos entrometer en las creencias y ritos de los antiguos egipcios. Y sin egoísmo, los viajes en la vida eterna, se los dejamos para ellos.

AVISO PARA NAVENGANTES

Adelanto que el relato que sigue le aparecerá al lector como muy "largo y denso". Pero lo escrito se lee y egoístamente, en la narración me he extendido en detalles, explicaciones y fotos, para yo poder disfrutar, recordando con su lectura, todos los momentos, al detalle, de la inolvidable experiencia con Garazi, en Giza, Saqqara y Menfis. En este nuestro segundo viaje fascinante por el país del Nilo.

Para recordar, lo que es mi caso. En este relato, lo que abunda no daña.

El país de los faraones deslumbra siempre, no importa las veces que se visite.

¡Sabrosón para mi gusto! 

VAMOS AL RELATO

Y sin más preámbulos. Comienzo con mi relato en la habitación de nuestro hotel, donde Garazi se prepara al estilo de Marion <Mary> Jones para la aventura que hoy nos espera:

Desde la habitación de nuestro hotel Great Pyramid Inn se toca casi con la mano el complejo de Giza, que hoy visitaremos. Este hotel está situado justo delante de la puerta de acceso secundaria al recinto de las pirámides. Vistas increíbles y servicio excelente.

En realidad, su nombre se escribe Giza (escrito como Guiza o Gizeh). Su famosa necrópolis, que vamos a visitar fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, bajo la denominación de Menfis y su necrópolis.

Giza forma parte de la misma área metropolitana de El Cairo, lo único que las separa es el río Nilo. Pero no es un barrio del gran Cairo, es una ciudad diferente. De hecho, pertenece a otra Gobernación o lo que para nosotros es una Comunidad Autónoma.


Después del desayuno, nuestro chofer nos viene a recoger sobre las ocho, para dirigirnos a la Necrópolis de Giza. La mayor del Antiguo Egipto que se encuentra en la meseta de Giza, al oeste de la población homónima, a unos veinte kilómetros de El Cairo. En ella reposan las famosas pirámides construidas por los faraones de la cuarta dinastía; Keops, Kefrén y Micerino -padre, hijo y nieto-. Junto con la de Saqqara, Abusir y Dahshur conforman la gran necrópolis de Menfis.

Cerca de la antigua Menfis, en la orilla occidental del Nilo, proliferaron a lo largo de los siglos necrópolis donde se enterraban a sus habitantes ilustres. Extensos campos de mastabas y pirámides crecieron entre el desierto y la tierra cultivada.

Al poco de iniciar nuestra marcha, se incorpora nuestro guía Eady, que tras su presentación, nos adelanta cual va a ser el itinerario y visitas del día. Nos comenta que aparte de ser guía turístico, da clases en la Universidad, al igual que su mujer.


En unos veinte minutos, llegamos al majestuoso complejo de las Pirámides de Giza. En la explanada conocida como meseta de Giza, las Grandes Pirámides son un hito del Antiguo Egipto que no nos podemos perder.

Esta tierra de los faraones deslumbra con estas fabulosas pirámides. Edificadas en un páramo ardiente y desolado, elegido como lugar de reposo para su descanso eterno.

Formaban parte de la gran necrópolis de Menfis y el lugar fue elegido para el descanso eterno de la Dinastía IV del imperio Antiguo, que reinó Egipto entre el 2600 y 2480 a.C. Por entonces, la capital era Menfis y en Giza no había nada. Pero por alguna razón, el faraón Keops pensó que, en esta pequeña altiplanicie, que se eleva unos 915 metros sobre el valle del Nilo, se encontraba el lugar idóneo para su gran proyecto funerario. Lo mismo que pensaron su hijo Kefrén y su nieto Micerino.

La civilización egipcia construía las tumbas y cementerios de sus faraones en el lado occidental del río, lugar por donde se pone, o «muere», el sol.

  

Esperamos a que nuestro guía saque las entradas para meternos en el recinto arqueológico. Tenemos que pasar controles de seguridad. La alarma del arco pita continuamente y ponen más atención a los bolsos que pasan por un detector.

Observamos que  no hay mucha gente y no tenemos agobios para entrar al recinto. Es evidente que Egipto o ha recuperado todavía las cifras de visitantes pre pandemia. Hecho que nos va a permitir disfrutar con mayor tranquilidad de la visita. Como primer generador de divisas y responsable de muchísimos puestos de trabajo, el turismo es un elemento crucial en la recuperación económica de este país.

Nada más entrar, de frente, la Gran Pirámide de Keops, conocida como la Pirámide de Jufu -en griego Keops-. Es la pirámide más grande del complejo. Una vista verdaderamente sobrecogedora. ¡Es una de las siete maravillas del mundo antiguo y la única que perdura en la actualidad! Las otras seis -los Jardines Colgantes de Babilonia, el templo de Ártemis en Éfeso, la estatua de Zeus en Olimpia, el mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría- fueron quemadas, destruidas por terremotos o por ejércitos, o tan saqueadas que solo sobreviven las ruinas.

Al contemplar esta colosal estructura, es imposible no sentirse diminut@.... Estamos ante la segunda pirámide de la historia, después de la de Saqqara.

Garazi se dirige hacia la gran pirámide erigida por el faraón Keops, de la dinastía IV. La única de las Siete Maravillas del mundo antiguo que aún sigue en pie.

Hay edificios que parecen tocar el cielo y esta pirámide parece que quiere tocar con su cúspide al sol -el dios egipcio-. La aspiración por construir a lo alto ha marcado la historia de la humanidad. Tanto por una función práctica como por la propia ambición humana de superación.

Estamos ante estas inmensas construcciones de piedra, precursoras hace 4.500 años, de nuestros rascacielos.

                  
Las pirámides de Egipto son las construcciones más antiguas que permanecen en pie. Concebidas para la eternidad, ellas son el vivo testimonio de una mentalidad religiosa, pero también de un imperio poderoso y próspero, cuya vocación de poder le permitió sostenerse por más de 3000 años.

Quienes han definido a Egipto como una cultura funeraria, cuyos habitantes vivían obsesionados con la idea de la muerte, han cometido un grave error, pues a través de sus textos, sus tumbas, sus rituales y sus monumentos. Los antiguos egipcios no rendían culto a la muerte sino a la inmortalidad. Es decir, no es que amasen poco su vida en la tierra, es que amaban aún más la vida eterna.


Para los antiguos egipcios, la vida y la muerte eran por lo tanto, las dos orillas del río de la existencia; los dos estados alternativos entre los que se desenvuelve la vida. De hecho, podemos decir que para ellos la vida era una escuela de aprendizaje, y la muerte el examen final que el hombre tenía que realizar, en presencia de los dioses. Por lo que la vida era un viaje eterno y la muerte sólo era una transición. Los egipcios concebían el universo como equilibrio constante entre estados duales y complementarios (vida-muerte, orden-caos, luz-oscuridad, día-noche) que debía mantenerse estable para que no se produjera ninguna catástrofe. 

-LA VIDA ETERNA, UN INVENTO DE LOS FARAONES

<<.....Algunos supervivientes al infarto también coincidieron en describir, que estuvieron conscientes durante "la muerte clínica" y describieron que vieron una luz brillante, como la del Sol, el dios Re de los antiguos egipcios, los primeros que creyeron en la vida eterna, y sin necesidad de informes médicos.

Fue la primera civilización de la historia, y durante mucho tiempo la única, en ganarse el cielo. Después de ellos, en nuestro entorno occidental, ya vendrían los griegos y romanos, en menor medida, y principalmente el cristianismo (con sorprendentes analogías con el antiguo Egipto). Pero ninguna religión posterior concibió una eternidad tan detallada y perfecta como la de los súbditos de Horus. Si bien, al principio, no obstante, la eternidad fue una cosa de pocos, o más bien de uno: El faraón.

Pero el faraón no pudo mantener eternamente su exclusiva eternidad. En el transcurso de la revolución social que supuso el fin del Imperio Antiguo, hace casi 4.200 años, el logro irreversible del pueblo fue acceder a los derechos religiosos y, muy especialmente, a la vida de ultratumba.

                

La fecha estimada de terminación de la construcción de la Gran Pirámide se data alrededor de 2570 a. C., siendo la primera y mayor de las tres grandes pirámides de esta necrópolis.

En nuestro viaje del 2010, estuvimos en la pirámide de Kefrén y no pudimos visitar la de Keops, porque estaban realizando obras. Esta vez, sí entraremos en sus entrañas.

La pirámide se construyó bajo la supervisión de Hemiunu, el arquitecto del rey. Heródoto, en sus escritos, estimó que 100,000 hombres habían sido requeridos para la construcción de la pirámide, y que esta habría durado 27 años en completarse. Estimando que se terminó de construir entre el año 2550-2570 AC.


Las medidas de las pirámides, su posición y simbolismo han intrigado a los investigadores con preguntas aún sin responder.

La Gran Pirámide está formada por, aproximadamente 2.300.000 bloques de piedra individuales, cada uno de ellos con un peso que oscilaba entre 2 y 60 toneladas cada una, siendo las mayores las que se encuentran en la base. Hecho que la convierten en un triunfo arquitectónico y una de las Siete Maravillas del Mundo.

La Gran Pirámide original de Keops medía 146,59 m, pero se redujo por el robo de piedras a sus actuales 138,75 m. -Durante la Edad Media sirvió como cantera-. Fue esta pirámide la que se convirtió en la estructura más alta de la tierra en el momento de su construcción y permaneció así durante más de cuatro milenios. Hasta la construcción de la catedral de Lincoln (Gran Bretaña) en el año 1300, con 160 metros de altura.

El área de base es de 53000m2, con 230,33 metros de longitud lateral. Esta área es suficiente para contener 20 piscinas olímpicas u ocho campos de fútbol. Para rodearla hay que andar casi un kilómetro y su altura corresponde a un edificio de cuarenta pisos.

Su volumen es de aproximadamente 2.600.000 m³ y un peso es aproximadamente de seis millones y medio de toneladas. Está alineada con los cuatro puntos cardinales, y la diferencia en las longitudes de sus cuatro lados es de menos del uno por mil.

El revestimiento original de la pirámide estaba hecho de fina piedra caliza blanca y pulida de las canteras de Tura, y fue expoliado casi por completo durante la época islámica.

Glen Dash, arqueólogo de Harvard propone que hace 4 mil 500 años, los ingenieros egipcios utilizaron el equinoccio otoñal para trazar las tumbas en las que sus dirigentes políticos descansarían para siempre. Por ello, la alineación de las Pirámides de Giza dependió del movimiento del Sol a través del firmamento.


Los constructores de las pirámides no eran esclavos, si lo fuesen, no estarían enterrados al lado de los reyes y las reinas”, aseguró Zahi Hawass, uno de los más célebres egiptólogos del mundo a la cadena BBC.

Hoy sabemos que las pirámides no fueron construidas por esclavos, sino por hombres libres bien pagados y alimentados, como se ha podido verificar al estudiar las ruinas del poblado de los trabajadores de Guiza -que trabajaron en la construcción de las pirámides de Keops y Kefrén- o ciertos documentos como el Papiro Mener, un diario de trabajo del capataz Mener, del año veintisiete de Keops, en el que se detalla el pago a los jornaleros, la alimentación que recibían, el origen de los materiales y su transporte por barco hasta Guiza, que duraba unos cuatro días.

Zahi Hawass, afirmó que los responsables de construir las pirámides de Egipto “fueron obreros muy bien tratados”. Llegó a esta conclusión después de haber encontrado un grupo de tumbas junto a las pirámides que alojaban 12000 esqueletos en perfecto estado de conservación. Los obreros, hacían turnos de trabajos de tres meses y los que fallecían eran enterrados allí.

Se estima que unos cuatro mil hombres trabajaron durante casi treinta años en la construcción de la pirámide de Keops. 


Como es habitual en las pirámides del Reino Antiguo, la entrada original está en el lado norte. Aunque el acceso al interior se hace ahora por una abertura realizada más abajo. Un boquete que se encuentra también en ese lado de la pirámide y a una altura de 16,5 metros y que en realidad no es la entrada de la pirámide, sino un butrón que mandó abrir Al Mamún, califa de Bagdad, en el siglo IX, para desvalijar la tumba. ¿Pero cuál fue su nefasta sorpresa? << que se encontró solamente con un sarcófago vacío>>, Se le habían adelantado los "limpiadores" de pirámides, que según dicen saquearon la real tumba veinte siglos antes de Cristo ( 2175 a 2040 a.d.c. en el Primer Periodo Intermedio de la historia del antiguo Egipto)

                          

Resulta chocante que en la zona, únicamente se haya encontrado una imagen diminuta de Keops, de apenas nueve centímetros de altura y tallada en marfil, que actualmente se encuentra expuesta en el Museo del Cairo. Gracias a esta pieza, los especialistas que la analizaron han podido relacionar, con la imagen faraón Keops, algunas esculturas -cabezas anónimas de piedra del Imperio Antiguo-, expuestas en varios museos.
Figurilla de Keops expuesta en el Museo de El Cairo


Un explorador inglés del siglo XVII logró descubrir otro hueco que conectaba los pasajes, pero no encontró ningún tesoro. De esto se desprenden dos posibles conclusiones, una, que los antiguos saqueadores de tumbas hubiesen robado los tesoros de las pirámides siglos antes de la entrada de los árabes, dejando las cámaras vacías, y la otra, que la momia de Keops y sus tesoros estén aún, astutamente ocultos dentro, o debajo de la Gran Pirámide.

                  

Nos adentramos en un estrecho pasadizo que nos llevará hasta el corazón de la Gran Pirámide de Keops o Jufu. Ya tenemos experiencia de nuestra anterior visita a la de Kefrén. Pero al principio, sientes cierta sensación de claustrofobia y un olor enrarecido en la atmosfera que nos rodea. Parece que realizamos un viaje en el tiempo de más de 4600 años, ya que esta inmensa mole se construyó hacia el año 2600 antes de Cristo.

                    

A diferencia del acceso hasta la cámara en la pirámide de Kefrén, en esta no se baja. Se sube por un empinado corredor que nos llevará hasta la Gran Galería.

Para subir por el corredor ascendente hay que agacharse, pero al término de esta penosa ascensión, nos encontramos ante una galería de 8,50 m de alto y 46,50 de longitud. Es la Gran Galería que conecta con dos cámaras -La "Cámara de la Reina" y la "Cámara del Rey"-, lugar donde desemboca y que se encuentra a 43 metros sobre el nivel del suelo. Los bloques de piedra de sus muros forman una falsa bóveda.

                                          

La pirámide se compone de tres cámaras principales, dos situadas en el interior de la pirámide, actualmente denominadas Cámara del Rey y Cámara de la Reina, y una en el subsuelo, la Cámara Subterránea.

Si bien, la denominada cámara de la reina por los árabes, según Mark Lehner (1950) - arqueólogo y egiptólogo estadounidense. Doctor en Egiptología por la Universidad de Yale desde 1990​- y la gran mayoría de los egiptólogos, no se destinó a la esposa del rey sino a una estatua "Ka" del mismo.​

El Ka es la "fuerza vital", un componente del espíritu humano, una pizca del principio universal e inmortal de la vida, según la mitología egipcia.

Cámara funeraria

La llamada cámara del rey está conformada por losas de granito y es de planta rectangular, paredes y techo lisos, sin decoración, y únicamente contiene en la actualidad un sarcófago vacío de granito, sin inscripciones, depositado allí durante la construcción de la pirámide.

Nos encontramos en medio de un silencio sepulcral roto solamente por los pasos y las voces de los curiosos que nos atrevemos a romper la paz de este lugar sagrado, en la profundidad de la tumba.

Estamos en el "santo sanctórum" de este monumento concebido como la escalera al cielo para que el faraón consiguiera la eternidad. Situado en el centro geométrico de la pirámide. Únicamente ocupado permanentemente por el sarcófago de granito rojo vacío y diariamente por los turistas que profanamos este lugar durante las visitas. Tiene forma rectangular, de 5.24 metros de ancho (Norte-Sur) por 10,46 metros de largo (Este-Oeste).

El silencio en la cámara sepulcral impresiona. Parece que Anubis, el guardián y señor de las necrópolis nos está observando. No se nos pasa por la cabeza que estamos atrapados entre casi dos millones y medio de bloques de piedra, cada uno de más de dos toneladas y sobre nosotros un techo formado por nueve grandes bloques que pesan 400 toneladas ¡Mejor no pensarlo!

                                      

Canales de aireación en la Cámara Real

Lo más pequeño de la pirámide es otro gran misterio. Los denominados conductos o canales de ventilación. Dos salen de la Cámara del Rey y otros dos de la Cámara de la Reina. ¿Pero, por qué no salen al exterior?

Son conductos muy estrechos, que salen de las paredes Norte y Sur de ambas cámaras y se encuentran a unos 90 centímetros del suelo. Son casi cuadrados y tras casi dos metros de recorrido horizontal suben en ángulo a través del corazón de la pirámide. Pero en el camino hay losas de piedra que taponan el conducto y sorprende el cuidado con que fueron hechas estas losas de piedra caliza que taponan el paso.

Se cree que tanto los canales como las piedras que los taponan tienen un significado religioso. No hay una respuesta clara, después de las investigaciones y de su inspección con cámaras de especialistas en robótica. En lo que parece que sí están de acuerdo los egiptólogos, es que fueron hechos para la salida del alma del faraón para reunirse con las estrellas del firmamento, algunos los denominan canales estelares.

Otro misterio de la Gran Pirámide. Solo nos queda pues, esperar una vez más, a que la tecnología moderna descubra la tecnología antigua.

Bloques de piedra que conforma la estructura

Keops ordeno esta construcción y así contener su "esencia" para toda la eternidad y ascender al cielo para vivir eternamente entre los dioses. Pero nosotros, más materiales, una vez de sacar fotos y estar un rato en la cámara funeraria, decidimos ascender, pero a la superficie.

Para salir, desandar lo andado. Pero ahora toca bajar por el angosto pasadizo en el que te cruzas con visitantes que se dirigen a la cámara funeraria y con los que tienes que hacer maniobras para poder pasar.

                                

Salimos de la pirámide y nos está esperando nuestro guía, para llevarnos a una zona elevada al fondo del complejo, detrás de la pirámide de Micerinos, y poder apreciar una vista panorámica desde el mirador principal de las pirámides de Giza, el llamado “Panorama”.

Lo que observamos es que actualmente llegan demasiados coches y autobuses hasta los mismos pies de la pirámide de Keops. Lo que desluce bastante el entorno, si bien existen proyectos de incorporar medidas e inversiones, entre estas, vehículos eléctricos para desplazar a los turistas por el complejo. Esperamos que todo esto vaya parejo a un mayor cuidado, protección y conservación del entorno y de las propias protagonistas de todo esto, las Pirámides.






Desde "El Panorama" logras ver las tres pirámides alineadas, y por detrás los barrios de Giza y el Cairo. Estamos un buen rato sacándonos fotos y pasamos de montarnos en camello o caballo para dar un paseo. Garazi, no estaba por la labor y me comentaba que no estaba de acuerdo con estos servicios que rozan el maltrato animal. De hecho, he leído que el Ministerio de Turismo de Egipto ha anunciado que planea prohibir los paseos en camello, caballo y asno en Giza, alrededor de las pirámides y en los lugares arqueológicos.

           

Las pirámides alineadas de Keops -padre-, Kefrén -hijo- y Micerinos -nieto-. En la perspectiva de la foto da la impresión que la de Kefrén, que está en medio, parece la más grande. Es en realidad un poco más pequeña que la de su padre Keops. Pero esta impresión proviene del hecho de que está construida en un emplazamiento superior, sobre una protuberancia del terreno que la confieren un aspecto más alto y esbelto, pero la pirámide de Kefrén es tres metros más pequeña que de la de su padre, Keops. Todo un espectáculo admirar estas montañas del sol -su geometría es la proyección de un rayo del Sol, Ra, el dios supremo.

La Gran Pirámide de Guiza está perfectamente alineada, junto a sus dos grandes compañeras Kefrén y Micerino, con los astros que forman el cinturón de la constelación de Orión, a quien en la antigüedad asociaban con el dios Osiris, quien representaba el renacimiento después de la muerte. Esta alineación es tan perfecta que aún a día de hoy genera dudas sobre cómo fueron capaces de realizar semejante trabajo de precisión matemática con los conocimientos y medios que se tenían en los tiempos de su construcción.

Para nuestra sorpresa, sobre las pirámides sobrevuelan aviones con humaradas de colores. Según nos comenta nuestro guía Eady, formando la bandera de Egipto y Corea del Sur.  Más tarde, me pude informar de que las fuerzas aéreas de Egipto y Corea del Sur -Los "Silver Stars" (Estrellas de Plata) y los "Black Eagles" (Águilas Negras)-, realizaron un vuelo conjunto sobre las tres pirámides, en una exhibición de vuelo acrobático, como muestra de sus relaciones amistosas. Tuvimos suerte de estar en el día, hora y lugar apropiado para ver el espectáculo.

Después del acrobático y colorido espectáculo aéreo. Nuestro siguiente destino: La Gran Esfinge de Giza -la guardiana de las pirámides-. Esta monumental escultura tallada sobre un saliente rocoso, se alza a la entrada de la meseta de Giza. 

Desde El Mirador, nos dirigimos por la carretera interior del recinto, hacia la entrada secundaria que está pegando a nuestro hotel. Al llegar frente a la esfinge, nos bajamos y comenzamos la visita acercándonos en primer lugar al Templo de la Esfinge.


En 1925, el arqueólogo e ingeniero francés Emile Baraize sondeó la arena directamente frente a la Esfinge y descubrió este Templo del Reino Antiguo, ahora llamado el Templo de la Esfinge, que parece ser, no se concluyó.

El templo se compone de bloques megalíticos de piedra caliza, tallados en roca de la meseta de Giza, en las canteras locales. Los restos de las paredes del templo son visibles hoy frente a la Esfinge. Rodean un patio cerrado por 24 pilares. El plano del templo está dispuesto en un eje este-oeste, claramente marcado por un par de pequeños nichos o santuarios.

                           

El arqueólogo suizo Herbert Ricke, que estudió el templo a fines de la década de 1960, tiene su teoría y concluyó que el eje simbolizaba los movimientos del sol; una línea este-oeste apunta hacia donde sale y se pone el sol dos veces al año en los equinoccios, a medio camino entre el solsticio de verano y el solsticio de invierno. Ricke argumentó además la teoría de que cada pilar representaba una hora en el circuito diario del sol.

Proseguimos con nuestra visita, y detrás del Templo nos encontramos con la grandiosa escultura de 4.500 años de antigüedad, con cuerpo de león y cabeza humana. Un extraño ser híbrido, al que conocemos con el término de esfinge -de origen griego-. La Gran Esfinge.

Los antiguos egipcios lo denominaban Shesep-ankh, <<imagen viviente>>, nombre que daban a las estatuas reales. Simbolizaban la idea de fuerza y poder, y generalmente se representaba al faraón bajo esta forma.

Al inicio de la historia de Egipto, las esfinges representaron la fuerza y la sabiduría del rey y entre todas destaca la Gran Esfinge de Giza, erigida en tiempos de la dinastía IV. La época más gloriosa del Imperio Antiguo.


La gigantesca escultura que se alza frente a las pirámides, fue en un principio un homenaje a un faraón, luego los gobernantes egipcios posteriores la adoraron como una manifestación del dios del sol y la llamaron Hor-Em-Akhet ("Horus del horizonte") y más tarde una figura terrorífica para los campesinos árabes de la región.

Esta figura imponente no fue ensamblada pieza por pieza, sino que fue tallada en una sola pieza de piedra caliza, expuesta cuando los trabajadores excavaron una cantera en forma de herradura en la meseta de Giza. Simboliza protección, uniendo en una misma escultura la inteligencia humana y la fuerza del león. Está orientada hacia el este, de modo que durante los equinoccios mira directamente al Sol naciente.

El monumento, es la mayor escultura que se conserva del mundo antiguo, con 73,5 m de longitud y 20 m de altura en algunas partes. Faltan parte del uraeus (cobra sagrada que protegía de las fuerzas del mal), la nariz y la barba ritual.

                                      
A principios del siglo XIX, las arenas de Gizeh cubrían el cuerpo de la Esfinge, tal como mostró el artista David Roberts en esta litografía realizada durante su viaje a Egipto en 1838.
Foto: Bridgeman / ACI

La Gran Esfinge, junto con la Gran Pirámide, han sido temas recurrentes de escritores visionarios desde el siglo XIX.

Pero la realidad es que la esfinge esconde uno de los más grandes misterios del Antiguo Egipto. Enterrada durante la mayor parte de su vida en la arena del desierto, la Gran Esfinge siempre ha estado rodeada de un halo de misterio, lo que ha provocado especulaciones sobre su edad y finalidad, su método de construcción, sus cámaras ocultas, su papel en las profecías y su relación con las igualmente misteriosas pirámides.

                              

Los estratos calizos inferiores se descomponen fácilmente con la humedad del ambiente, pero la arena arrastrada por los vientos del desierto cubrió su cuerpo periódicamente, protegiéndola de la erosión durante siglos. Fue el francés Émile Baraize quien emprendió en 1923 la tarea de desenterrar por completo la Esfinge, un trabajo que duró casi diez años.

Concluido el Reino Antiguo hacia el año 2181 a.C., las arenas del desierto habían comenzado a reclamar la Esfinge. Permanecería ignorada durante los siguientes siete siglos. Cuando se convirtió en el faraón Tutmosis IV, ayudó a introducir un culto de adoración de la Esfinge en el Nuevo Reino (1550-1070 a. C.). En todo Egipto, las esfinges aparecieron por todas partes en esculturas, relieves y pinturas, a menudo representadas como un potente símbolo de la realeza y el poder sagrado del sol -según la leyenda grabada en una losa de granito rosa entre las patas de la Esfinge. Cuando era príncipe Tutmosis, fue a cazar al desierto, se cansó y se acostó a la sombra de la Esfinge. En un sueño, la estatua, llamándose a sí misma Horemakhet, u Horus-en-el-Horizonte, el nombre egipcio más antiguo conocido para la estatua, se dirigió a él. Se quejó de su cuerpo arruinado y de la arena que lo invadía. Horemakhet luego le ofreció a Thutmose el trono a cambio de ayuda..

Es en este momento cuando se cree que se añadió la barba postiza a la cara de la Esfinge y que actualmente no se encuentra pegada a ella.

Por otra parte, es muy posible que la Esfinge estuviera pintada. De hecho, en su desgastada superficie se han hallado restos de pigmentos azules y amarillos y, especialmente, rojo en varias partes de la cara. Esto último corrobora una excepcional descripción que Plinio el Viejo hizo de la Esfinge en el siglo I, en la que indicaba que «el rostro del monstruo [la Esfinge] se tiñe de rojo»


La esfinge de Giza, ha sido hasta una época reciente uno de los monumentos peor conocidos y menos estudiados desde un punto de vista estrictamente arqueológico. La cuestión de quién construyó la Esfinge ha preocupado durante mucho tiempo a egiptólogos y arqueólogos.
                      
En general, el origen de esta gigantesca escultura ha sido tema de debate alrededor del mundo, y una fuente inacabable de mitos, leyendas y teorías. Se suele considerar que la esta Esfinge representa a Kefrén, hijo de Keops y artífice de la segunda pirámide de la meseta.


Pero no hay inscripciones en ninguna parte que identifiquen a Kefrén con la Esfinge, ni tampoco se menciona en ninguna parte su construcción, lo que resulta algo desconcertante si se tiene en cuenta la grandiosidad del monumento. A pesar de que muchos egiptólogos afirman lo contrario, nadie sabe con certeza cuándo ni quién construyó la Esfinge.

Los arqueólogos del siglo XIX solamente dejaron breves informes o ninguno. Su objetivo principal era desenterrar el monumento de la arena.

Algunos expertos también especulaban que Keops u otros faraones habían construido la estatua. Luego, el arqueólogo Lehner y el geólogo alemán, Tom Aigner -especializado en sedimentología-, en 1980, inventariaron los diferentes fósiles que componen la piedra caliza y tras el estudio detallado, concluyeron en que fue el faraón Kefrén quien ordenó construir la Esfinge.

Además, durante los equinoccios se da una alineación astronómica solar que vincula este templo con la Esfinge y la pirámide de Kefrén.

Que Kefrén dispusiera la construcción de su pirámide, los templos y la Esfinge parece cada vez más probable. “La mayoría de los eruditos creen, como yo creo”, escribió Hawass en su libro de 2006, Mountain of the Pharaohs , “que la Esfinge representa a Khafre y forma parte integral de su complejo piramidal”. La Esfinge ha sufrido mucho los estragos del tiempo, del hombre y de la contaminación moderna. De hecho, lo que la ha salvado de la destrucción total es el hecho de haber estado sumergida bajo la arena del desierto durante la mayor parte de su vida.

Su cuerpo tiene forma de león, con la cola recogida por el lado derecho. Desde su parte posterior hasta el extremo de las patas delanteras alcanza los 73 metros de longitud. La cabeza, labrada a partir de un afloramiento rocoso, corresponde a la de un faraón con el nemes, un tocado de tela con el que se suele representar a los reyes de Egipto, y alcanza los 20 metros de altura. En la parte superior hay un agujero, hoy tapado con cemento, que se supone que fue empleado para insertar una corona. En la frente contaba con un ureo o cobra real, hoy descabezada.

La parte más baja del cuerpo, incluidas las patas, es roca sólida.​ El cuerpo del animal hasta el cuello está formado por capas más blandas que han sufrido una desintegración considerable. La capa en la que se esculpió la cabeza es mucho más dura.

Muy posteriormente, quizá bajo la Dinastía XVIII, se adornó la esfinge con una barba postiza. De dicha barba sólo quedan algunos fragmentos custodiados en el Museo Británico. 

                                 

La esfinge de Giza, ha sido hasta una época reciente uno de los monumentos peor conocidos y menos estudiados desde un punto de vista estrictamente arqueológico. La cuestión de quién construyó la Esfinge ha preocupado durante mucho tiempo a egiptólogos y arqueólogos.

En general, el origen de esta gigantesca escultura ha sido tema de debate alrededor del mundo, y una fuente inacabable de mitos, leyendas y teorías. Se suele considerar que la esta Esfinge representa a Kefrén, hijo de Keops y artífice de la segunda pirámide de la meseta.


Esta reliquia del Antiguo Egipto tiene una particularidad que despierta la curiosidad de turistas e investigadores: no tiene nariz. Con el pasar del tiempo, se han presentado algunas hipótesis sobre qué le pudo haber pasado al rostro de la Esfinge de Giza:
  1. Una de las primeras opciones que barajaron los arqueólogos era que había sido destruida por el ejército de Napoleón, durante una de sus batallas en Egipto en 1798. Sin embargo, las obras pictóricas de Frederic Louis Norden, realizadas en 1738 desmienten esta teoría, ya que se representa a la esfinge sin nariz 31 años antes del nacimiento de Bonaparte.
  2. Otra que fue destruida por un fanático religioso en el siglo XIV, Muhammad Sa'im al-Dahr, un exaltado musulmán sufí, que, en 1378, al ver que los campesinos hacían ofrendas a la Esfinge para conseguir mejores cosechas, decidió dañar el monumento - Se desconoce la veracidad de este hecho-.
  3. Actualmente, la razón más aceptada es que simplemente, la escultura se desmenuzó por efecto de la erosión, y el rasgo facial se derrumbó de forma natural.
El guionista René Goscinny (1926-1977) y el dibujante Albert Uderzo (1927-2020), en una de sus historietas cómicas de las aventuras de Astérix y Obélix, proponen su versión sobre lo hechos.



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Tuvimos una buena sesión de fotos y nuestro excelente guía Eady, hizo de fotógrafo para inmortalizar el momento. También se nos ofreció un espontáneo fotógrafo local infiltrado en el complejo, uno de los que están todos los días al quite, en la caza de turistas y se buscan la vida para conseguir unas libras. Nos sacó con nuestro móvil unas cuantas fotos de vacile a la Esfinge.







Antes de dejar a la Gran Esfinge para salir del complejo arqueológico, donde hemos pateado dos horas, nos hicimos un selfi con nuestro simpático y excelente guía Eady. Tenemos más visitas que hacer y nos alejamos poco a poco, de esa vieja y misteriosa dama que sigue en pie como eterna guardiana de la necrópolis de Gizeh.


Dejamos quizá el lugar más icónico y turístico de Egipto y nuestra siguiente visita será el complejo de las pirámides en Saqqara. Al sur de las grandes pirámides de Giza.

En nuestro desplazamiento hacia Saqqara, hicimos una parada en una tienda de papiros, con el rimbombante nombre de "Pharaonic Papyrus Museum". Según nuestro guía, una tienda oficial con material certificado, fuera de toda sospecha de falsificaciones.


El origen de la palabra "papiro" es griego, pero los griegos la tomaron de un antiguo término egipcio que significa "flor de rey", pues su elaboración era monopolio real. El uso del papiro no comenzó a ser universal hasta la época de Alejandro Magno (siglo IV a.C.) y actualmente se ha convertido en el souvenir por excelencia para el turista, con grabados de escenas de la vida cotidiana, mitología y creencias.


El papiro tuvo larga vida, desde su descubrimiento por los egipcios ¡hace cinco mil años! hasta la utilización del pergamino como su sustituto, en el siglo II a.C.. Posteriormente, todo lo revolucionó el papel. Inventado por los chinos en el año 105 d.C. -que lo consideraban secreto de estado-, e introducido por los árabes en europa el siglo VIII d.C.



Elaboración de las láminas.- Primero, el tallo de la planta de papiro se mantenía en remojo entre una y dos semanas; después se cortaba en finas tiras llamadas philae y se prensaban con un rodillo, para eliminar parte de la savia y otras sustancias líquidas; luego se disponían las láminas horizontal y verticalmente, y se volvía a prensar, para que la savia actuase como adhesivo; se terminaba frotando suavemente con una concha o una pieza de marfil, durante varios días, quedando dispuesto para su uso.

Nada más entrar, nuestro guia Eady nos presentó a una empleada del establecimiento que hablaba español. Primero nos ofreció un té y luego nos explicó y enseñó el proceso de como los antiguos egipcios convertían la planta de papiro en las láminas que servían de soporte para su escritura mediante jeroglíficos decorados con vistosos dibujos. También nos explicó como se detecta que una lámina de papiro es falsa -por el entramado vertical/horizontal de las tiras-.

Después de las explicaciones y asegurarnos que todos los trabajos que exponían en la tienda, tienen certificado de autenticidad. Visitamos la gran exposición para venta de papiros que tienen. Te asombra que de la corteza de de esa planta, salgan esas finas láminas de papiro, que dan la impresión de ser muy frágiles y se hagan estos bonitos trabajos artesanales.

Después e estar mirando el material expuesto, un buen rato. Ambos dos, compramos unos papiros. Para casa y Garazi también para regalos.

Salimos de la tienda a la furgoneta, para continuar nuestro recorrido y acercarnos al complejo funerario de Saqqara. Una gigantesca necrópolis situada a unos 30 km al sur de El Cairo y a 22 km al sureste de las pirámides de Giza. Donde la construcción de la pirámide escalonada por el faraón Djoser -Zoser- hizo de este lugar el cementerio real más prestigioso del Egipto faraónico. La pirámide escalonada es la imagen más paradigmática de esta vieja necrópolis.

No es casualidad que todas las necrópolis estén localizadas en la orilla izquierda del Nilo, hacia el oeste. En la concepción de la espiritualidad durante el antiguo Egipto, Occidente está asociado con el mundo de los muertos y Oriente con el de los vivos. Así que las necrópolis estaban en el oeste, las ciudades en el este. Para los egipcios Oriente representa el reino de los vivos, por donde sale el Sol -el Este- y Occidente, por donde se oculta, represente el reino de los muertos. El Nilo, hace de frontera natural y marca esta separación.


La ciudad de Menfis tenía varias necrópolis, que se extienden desde Guiza hasta Dahshur. Saqqara es el emplazamiento de la necrópolis principal de la ciudad de Menfis que fue la primera capital de Egipto unificado - El Alto y Bajo Egipto- por el faraón Narmer (Menes) fundador de la Dinastía I en el 3050 a. C., durante el Reino Antiguo. En los orígenes de Egipto, el centro político y religioso del país se encontraba 500 kilómetros más al sur, en Abidos, en cuya necrópolis se hicieron enterrar los primeros faraones.

Durante las dos primeras dinastías, la corte de los faraones se movía entre Abidos y Menfis, las dos capitales del país. Fue Djoser, el primer soberano de la dinastía III, quien decidió fijar definitivamente la capital en Menfis, y con ello hizo de Saqqara la necrópolis real de Egipto. Allí recibieron sepultura destacados miembros de la corte y de la familia real, de la primera, segunda y tercera dinastía, en unos primitivos edificios llamados "mastabas" -Término árabe que significa "banco" y designa una tumba egipcia en forma de pirámide truncada- construidos con bloques de adobe o piedra.


Algunos de los más conocidos monumentos del antiguo Egipto se encuentran en Saqqara, una necrópolis que alberga maravillas como la primera pirámide faraónica (la de Dojser), los hipogeos para los cuerpos momificados de bueyes sagrados (Serapeo) y las mastabas de nobles de los Reinos Antiguo y Nuevo, decoradas con asombrosos relieves.

Llegamos al complejo y lo primero que visitamos fue la Pirámide de Teti, que fue el faraón fundador de la sexta dinastía (2345-2181 a.c.). La conservación por encima del suelo es muy mala, y en la actualidad se asemeja a una pequeña colina. Sin embargo, por debajo del suelo, tanto las cámaras como los corredores están muy bien conservados.



El complejo de la pirámide se llamaba "Duraderos son los lugares de Teti" y su estructura consiste en un núcleo de cinco niveles de mampostería revestido de pequeños bloques de piedra caliza. La altura original de la pirámide se cree que pude tener más de 50 metros y la longitud de cada lado es de 78,5 metros. Sin embargo, la estructura que queda hoy en día, es poco más que una colina rodeada de escombros. Después de haber sufrido muchos expolios de piedra, cuando la zona fue utilizada como cantera durante siglos.

Cuenta con un corredor descendente que termina en una cámara, la cual se vuelve horizontal y que se introduce 25 metros hacia el punto central de la pirámide. Donde se localiza la cámara funeraria con un sarcófago de gres negro que tuvo que ser introducido por el techo de la cámara antes de ser cubierto por las bóvedas. El techo de la cámara está decorado con estrellas.


Se accede a la pirámide a través de un pasadizo que desciende hacia el interior de la pirámide. Después de descender unos 15 metros, se camina en dirección sur por debajo de la pirámide durante otros 20 metros para llegar a las cámaras interiores. La altura de estos pasadizos es de aproximadamente un metro y medio.


Este pasadizo termina en una sala con la antecámara, y la cámara funeraria, de unos 3 metros de anchura y de 4 metros de altura. En el techo los bloques de piedra están desplazados debido a terremotos.



Salvo por su tapa, que ha sido rota por ladrones de tumbas, el sarcófago de basalto está muy bien conservado.

    

Las paredes de la cámara funeraria, la antecámara y parte del pasaje horizontal están inscritas con Textos de las Pirámides. Un repertorio de conjuros, encantamientos y súplicas, grabados en los pasajes, antecámaras y cámaras sepulcrales en las pirámides del Imperio Antiguo con el propósito de ayudar al faraón en el inframundo y asegurar su resurrección y la vida eterna. Los Textos de las Pirámides son el conjunto de textos egipcios conocidos más antiguos inscritos en el interior de las pirámides. Su evolución dará lugar a los Textos de los Sarcófagos, que durante el Primer periodo intermedio de Egipto -entre el Imperio Antiguo y el Imperio Medio- comenzaron a escribirse en los sarcófagos de los nobles y potentados. A partir de esta época la inmortalidad dejó de ser un privilegio exclusivo del faraón, siendo ya posible para las clases más altas.

Durante el Imperio Nuevo, empezaron a escribirlos en papiros que se depositaban dentro del sarcófago, alcanzando gran difusión y dando origen al denominado Libro de los Muertos. Algunos de los capítulos que componían este libro se siguieron inscribiendo en paredes de tumbas y sarcófagos, tal y como habían sido los sortilegios desde su origen.


Salimos de la tumba, acompañados por su guardián que nos ha acompañado en la visita, y como no puede ser de otra manera hay que darle la socorrida y obligada propina.

La pirámide de Teti está rodeada por algunas de las mastabas más importantes de Saqqara. Nosotros visitamos la de Mereruka -también conocido como Meri- ( 2300 a. C.) que fue unos de los chatys (canciller) del faraón de la sexta dinastía Teti -El chaty (ṯȝty) o tyaty era el más alto funcionario del Antiguo Egipto, el primer magistrado después del faraón-. También fue gobernador de Menfis.


La mastaba fue descubierta por J. de Morgan, el entonces director general de los Servicios de Antigüedades, en julio de 1893.

Las grandes familias aristocráticas alcanzaron un poder creciente que se hizo evidente en el tamaño y la calidad de la decoración de sus mastabas.Según hizo escribir en su tumba, tenía 84 de títulos, entre ellos Ministro de Justicia, Chaty, Jefe de los sacerdotes lectores, Amigo único, Sacerdote de Anubis,..... Casado con la hija mayor del faraón Teti I, la princesa Sesseset II. Sé construyó en Saqqara una mastaba al norte de la pirámide de Teti, uno de los mejores ejemplos de las lujosas tumbas de los cortesanos a finales de Imperio Antiguo y contiene los relieves policromados más bonitos del Imp. Antiguo.

                                                                                

En esta imagen, se observa a chaty de pie con la pierna izquierda avanzando, llevando un rollo en la mano. Además porta una peluca ceremonial, un pectoral y pulseras, estando a sus pies una mesa de ofrendas de alabastro.

La mastaba de Mereruka representa la más grande tumba del Imperio Antiguo hoy por hoy conocida, y ocupa una superficie de casi 1.000 metros cuadrados. Se trata de una sepultura familiar subdividida en 32 cámaras, de las cuales 17 son reservadas a Mereruka (llamado también Meri), y las otras a su esposa, la princesa Uatet-ket-hor (llamada Sesseset), hija de Teti, y a su hijo Meri-Teti; no todas las salas están decoradas, porque algunas sólo tenían función de almacén o de depósito.

                         

La decoración combina pintura y relieve, cortada en la superficie de piedra caliza y pintada. Al pasear por estas salas en soledad , casi se escucha el rumor de ese pasado que nos quieren decir sus piedras, relieves y pinturas.






En la mastaba del visir Mereruka, de la dinastía VI, se muestra esta escena de recaudación de impuestos en nombre del faraón. Los agentes registran el pago y no dudan en golpear a los recalcitrantes o a los que han intentado evitarlo, cuyos nombres quedan grabados por toda la eternidad.
WERNER FORMAN / Corbis / Cordon Press

     Perros policía tipo podenco


PINCHA AQUÍ PARA MAS INFORMACION SOBRE LA MASTABA MERERUKA




Finalizada nuestra visita en la espectacular mastaba del noble personaje de la <jet set más ostentosa- del antiguo Egipto. Proseguimos con nuestra visita a la necrópolis para acercarnos a la joya de la corona. La pirámide escalonada de Djoser o Zoser. El punto central de este extenso territorio de 30 km de longitud donde los sucesivos faraones de las dinastías IV,V y VI edificaron sus complejos funerarios con pirámides.

El faraón Zoser, con su deseo, emprenderá una auténtica revolución cultural con la construcción de la pirámide escalonada de Saqqara. Esta insólita pirámide escalonada construida para el rey Zoser hacia el año 2.630 a.C., fue la primera pirámide de Egipto.
 

Durante la tercera dinastía, el arquitecto Imhotep tuvo la genial idea de ampliar la mastaba del faraón Djoser o Zoser para convertirla en la primera pirámide de la historia y que está considerada como la primera construcción en piedra que se edificó.

La primera pirámide de la historia bien se merece una visita.

Construida por Imhotep - el primer arquitecto reconocido de la historia - durante el mandato del faraón Zoser, en la dinastía III, alrededor del año 2.630 a.C. Su Pirámide Escalonada es el lugar más importante del gran complejo funerario del faraón. Imhotep -que significa “el que vendrá en paz”- fue un erudito egipcio que merece ser considerado un arquetipo histórico de polímata -excelencia en varias ramas del conocimiento-; sabio, médico, astrónomo, ingeniero y el primer arquitecto conocido en la historia. Es decir, un humanista en tiempos del antiguo Egipto.

                                 

Imhotep era visir y arquitecto en jefe. A lo largo de su vida ostentaría muchos títulos, entre ellos, Primero después del rey del Alto Egipto, administrador del gran palacio, canciller del rey del Bajo Egipto, noble hereditario, sumo sacerdote de Heliópolis y jefe fabricante y escultor de jarrones. Imhotep fue un plebeyo por nacimiento que ascendió a la posición de uno de los hombres más importantes e influyentes en Egipto por medio de sus talentos naturales.

Su importancia llegó a tal punto que su nombre aparece junto al del faraón en la peana de una estatua del monarca, en la que se leen algunos de los honores que acumuló. Y no solo eso, se le dió el estatus de divino después de su muerte, a pesar de ser plebeyo. Durante mucho tiempo se le consideró Dios de la medicina y la sabiduría y su fama llegó hasta los griegos que le asimilaron a uno de sus Dioses.

Imhotep fue un plebeyo por nacimiento que ascendió a la posición de uno de los hombres más importantes e influyentes en Egipto por medio de sus talentos naturales.



Llevamos cinco horas de visitas en el desierto y el calor pega de lleno. Es imposible disponer en un día, del tiempo suficiente, para poder ver todas las maravillas que esconde esta zona.

Nosotros nos acercamos con la furgoneta cerca de la pirámide, para poder disfrutar de esta joya arqueológica y poder sacar unas fotos.

Paramos frente a los restos de una pequeña pirámide en excavación, que más bien parecía un montículo de arena con piedras. Sobre ella pudimos ver a un pequeño zorro, que posiblemente estaría dentro cobijándose del implacable sol y al que con toda seguridad rompimos su sesteo.


                              

Caminamos un poco por el desierto para tener una visión más cercana de la pirámide, y disfrutamos un rato observando la primera construcción de piedra a gran escala de la historia.

Construir una monumental escalera hacia el cielo: tal fue la intención del arquitecto Imhotep cuando concibió la célebre pirámide de Saqqara. Con sus 60 metros de altura, era la construcción más grandiosa que habían acometido los egipcios hasta la época; sólo superada casi cien años después por las grandes pirámides de Gizeh.

En realidad, no se puede decir que la de Saqqara sea una pirámide, y ni siquiera es del todo exacto hablar de «pirámide escalonada». De hecho, como demostró el arqueólogo y arquitecto francés Jean-Philippe L9auer, que pasó 75 años estudiando el lugar, el edificio no partió de un proyecto inicial completo, sino que fue el resultado de una serie de modificaciones sucesivas. Necesitó hasta 6 proyectos sucesivos para alcanzar su forma definitiva.

Su estructura se compone de una sucesión de mastabas con seis cuerpos de altura sobre. Imhotep amplio con bloques de piedra los cuatro muros laterales de una mastaba existente y sobre ella levantó otros cinco gigantescos escalones, en forma de mastabas.


De este modo, a partir de la superposición de mastabas cada vez más pequeñas, había nacido la primera pirámide escalonada de la historia de la humanidad que fue concebida como una escalera al cielo por el gran arquitecto Imhotep. 

La pirámide mide 140 metros de longitud, 118 metros de anchura, 60 metros de altura y fue construida con pequeños bloques calcáreos, con un modo de construcción similar al del adobe. Sus lados se orientan a los puntos cardinales. Es maciza y, debajo, hay pasillos excavados en cuyo suelo surgen corredores que comunican con las cámaras.

La Escalonada fue el inicio de la arquitectura piramidal que tuvo su cénit en Guiza.


      

Bajo la pirámide se construyó una red de 5 km de galerías y pasillos subterráneos con puertas falsas para disuadir a los ladrones que se podían perder en ese laberinto de corredores. Los pasadizos conectaban con 400 cámaras subterráneas en las que se acumulaban, joyas, comida, miles de piezas de cerámica y objetos que el faraón necesitaría en su vida del más allá.

                         

La cámara funeraria se encontraba nada menos que a treinta metros de profundidad y el sarcófago estaba sellado por una losa de granito que pesaba un par de toneladas. A diferencia de lo que hicieron los demás faraones que construyeron pequeñas pirámides para enterrar a las reinas, Zoser las enterró junto a él, en unos sarcófagos de alabastro.

                 

Como comentaba el arqueólogo Lauer : "Frente a ese increíble monumento sentí una atracción irresistible, una fascinación repentina y una curiosidad inconmensurable". Ni en sus mejores sueños de eternidad habría podido imaginar Imhotep que su obra despertaría tanta admiración cuatro mil años después.

Los egipcios también iban a Saqqara para inhumar animales. Durante la Baja Época (722-332 a.C.) se puso de moda presentar una momia de animal como ofrenda votiva a su dios correspondiente, esperando atraer de este modo la protección de la divinidad. Ello dio lugar a un floreciente negocio de momificación y a la creación de inmensos cementerios de animales. En Saqqara hay uno de ibis y babuinos dedicados a Thot, el dios de la sabiduría y la escritura; otro de halcones dedicado a Horus, hijo de Osiris y heredero del trono; otro de gatos consagrado a Bastet, la diosa protectora asociada a la maternidad, y uno más de perros presidido por Anubis, el señor de las necrópolis.

Momia de perro y momias de gato encontradas en Saqqara



Aunque en los circuitos de viajes propuestos por las agencias , la visita a las Pirámides de Giza son lo primero que te proponen como imprescindible y son pocos los que se acercan a estos parajes en los que nos encontramos. La verdad que Saqqara y todo su complejo funerario bien merecen disponer de por lo menos un día completo para disfrutarlo. Nos quedamos con el regusto de no haber podido tener más tiempo y haber visitado la pirámide escalonada y su complejo, incluido el museo a Imhotep. Alguna otra mastaba y la cercana pirámide de Unis -noveno y último faraón de la V Dinastía-. Ver también el Sarapeum, donde se enterraban en grandes tumbas a los toros sagrados de Apis.Y acercarse a la necrópolis real de Dahshur y sus pirámides, dos de ellas de las más antiguas, grandes y mejor preservadas en Egipto -la pirámide acodada y la pirámide roja-, construidas por orden del faraón Seneferu -primar faraón de la IV Dinastía y padre de Keops-. ¡Nada que ver con la atestada llanura de Giza!

Después de sacarnos unas fotos, regresamos a la furgoneta para seguir con nuestra última visita del día a Menfis, o lo que queda de ella.

MENFIS

Dejamos la zona desértica de Saqqara y nos acercamos a un inmenso palmeral, que contrasta su verdor, con las amarillas arenas del desierto.



                
Por el camino paramos a visitar una de las escuelas de alfombras, donde niños aprenden el oficio -dicen cien pon cien artesanal- para la fabricación de alfombras artesanales con procesos manuales. Que se exponen y venden al público. Las fabrican de lana, algodón, seda o mezcla. 

Tarde o temprano siempres acabas en una tienda de papiros, perfumes o alfombras, donde te llevan los guías como complemento de la excursión para ver si compras algo y se llevan una comisión.


Gusanos de seda





Finalizada la visita, proseguimos el viaje a Menfis que originalmente se llamó Ineb-hedj (El Muro Blanco), aunque nosotros la conocemos como Menfis porque así la llamaron los griegos.

El Rey Menes fue el primer faraón de Egipto y el fundador de la I Dinastía en el 3.200 a.C. y eligió a Menfis, situada en la ribera occidental del Nilo, como la primera capital del imperio Antiguo unificado y continuó gozando de una considerable importancia a través de los tiempos faraónicos, en particular bajo el reinado de Ramsés II. Su esplendor comenzó a decaer cuando se fundó Alejandría en el siglo IV a.C. Pero las guerras, invasiones y crecidas del Nilo terminaron por sepultarla bajo las arenas del desierto -fue la capital desde la Dinastía I hasta la Dinastía VIII-.

Poco se ha conservado de ella. Nada queda de su antiguo templo dedicado a la adoración del dios Ptah -uno de los dioses creadores de las cosmogonías egipcias, por lo tanto, uno de los más importantes de su mitología-, que ocupaba la mayor parte del recito principal de la ciudad.

En la zona donde se erigió la ciudad de Menfis, actualmente sus escasas ruinas se encuentran en  el poblado denominado Mit Rahina. Donde visitaremos su museo al aire libre. En él, se exponen los escasos restos arqueológicos de la capital del antiguo imperio, resultado de varias excavaciones y construido en torno a una colosal estatua yacente de caliza de Ramsés II.



Hay que visitar este museo,  para ver el Coloso de Ramsés II, La Esfinge de Alabastro, pasear por los restos del templo dedicado a la deidad Ptah, o caminar por un pequeño parque que nos lleva a una nueva estatua de Ramsés II y restos arqueológicos desperdigados por el terreno.Sus materiales fueron expoliados y reutilizados para construir mezquitas en El Cairo quedando únicamente este museo en un palmeral donde una vez estuvo la morada de Ptah y ciudad más poblada del mundo hasta el 2.250 a.C.

Si hay algo que caracteriza a los monumentos del antiguo Egipto, eso es sin duda la inmensidad de sus proporciones. Tiene una altura de 10 metros (aunque se cree que originalmente tenía una altura de 13 metros) y pesa más de 80 toneladas. Está fabricado en piedra caliza. En la actualidad la estatua se encuentra destruida desde los pies hasta las rodillas.

El faraón va tocado con la Doble Corona, que lo identifica como Señor del Alto y del Bajo Egipto.También se aprecia el tocado real conocido como "Nemes", que era un trozo de tela de lino muy fina que se posaba sobre la cabeza del faraón y se ataba en la parte posterior de esta. En su frente se yergue el ureo -símbolo que representa de la diosa Uadyet con forma de cobra erguida-, lleva sus pulseras y collares con las cartuchos de su nombre en sus hombros.

Dos jeroglíficos fueron tallados sobre esta pieza: uno se encuentra sobre la hebilla del cinturón, y el otro en el colgante que lleva Ramsés II sobre el pecho, y que representa el nombre del faraón.

El coloso de Ramsés II de Menfis es una escultura datada en el Imperio Nuevo de Egipto (período comprendido entre los años 1.550 a.C. y 1.070 a.C.).

Fue descubierto en el año 1820 por el viajero italiano Giovanni Caviglia y originariamente estaba situada en el flanco sur del Gran Templo de Ptah.

El coloso estuvo a punto de ser llevado al Museo Británico, después de la donación realizada por Mohammed Alí. Pero las condiciones en las que se encontraba, las dimensiones exorbitantes de la pieza y el escaso interés de los británicos, impidieron el traslado. E1954 el presidente Gamal Abdel Nasser ordenó que la colosal figura se llevara a la capital egipcia para celebrar el segundo aniversario de la exitosa revolución de 1952. Los fragmentos fueron transportados por carros de combate y la estatua fue ensamblada, restaurada y puesta de pie en el centro de la plaza Bab Al-Hadid, frente a la principal estación ferroviaria de la ciudad. allí permaneció durante cincuenta años. 

Salimos de la nave que donde se expone y se protege a la monumental estatua de Ramsés II y en el exterior nos encontramos con una gran escultura en forma de esfinge.




Excavaciones realizadas en 1912, a pocos metros al noreste de la ubicación de la gran puerta del sur, en el interior del recinto, bajo las arenas descubrieron una esfinge, que sin ser tan espectacular como la de Giza, tenía 8 metros de largo por 4,25 metros de alto y superaba las 80 toneladas de peso -se cree que fue tallada durante el Imperio Nuevo -aproximadamente entre los años 1700 a. C. - 1400 a. C., posiblemente durante la Dinastía XVIII de Egipto.- No cuenta con ninguna inscripción, por lo que no se sabe a ciencia cierta a qué faraón pertenece -Amenhotep III ? la reina faraón Hatshepsut?- . El debate acerca de su adscripción, de no aparecer nuevas pruebas, quedará sin resolver. Pero habían descubierto la figura de alabastro más grande, jamás construida.

La peculiaridad de esta esfinge reside no sólo en el misterio que envuelve la procedencia de sus rasgos, sino también en el hecho de que sus casi 90 toneladas de peso están formadas exclusivamente por alabastro, un material muy poco utilizado para la construcción. Se compone de un cuerpo de león con las patas traseras recogidas y las delanteras extendidas, y de una cabeza humana que lleva las joyas y los ornamentos propios de los faraones.Se asienta sobre un pedestal que se formó con la misma arena del suelo sobre el que se encuentra, y esto le confiere un aspecto muy curioso: da la sensación de que se estuviera elevando del suelo.



Damos un paseo por el recinto donde encontramos otra gran estatua de Ramsés II, estelas, bustos, mesas para momificar bueyes y restos arqueológicos, casi todos del Imperio Medio y de la Dinastía Ptolemaica. Seguro que bajo la arena, todavía se encontrarán de esta 








Son ya las 13,30 horas y en Egipto también se come. Nuestro guía nos comenta que vamos a ir a comer a un restaurante próximo a la zona en la que nos encontramos. En menos de cinco minutos, llegamos al restaurante.

Nada más entrar nos encontramos a una señora horneando el pan con el que comeremos. El pan formaba parte de las ofrendas a los muertos, se representaba en los jeroglíficos, se utilizaba como amuleto e incluso se hacía servir como juguete. De ahí, la gran importancia que poseía dicho alimento para toda la sociedad egipcia.

El alimento de los egipcios pobres se componía principalmente de pan y cebolla -de ahí el famoso dicho- "Contigo, pan y cebolla". En el antiguo Egipto, el pan se usaba como un método de pago en especie. Por ejemplo, el pago de los trabajadores agrícolas era de tres hogazas y dos jarras de cerveza al día.

                                    



También la cerveza en Egipto ha tenido durante mucho tiempo un papel importante y se cree que su presencia en el país se remonta al período predinástico. Pero el Islam, en la actualidad,  impone restricciones, y el alcohol es una de ellas. Así que tengo que regar la comida con un sucedáneo de cerveza sin alcohol "Birrell". Y encima no entraba en el menú. 


Un rato de tertulia con nuestro guía y damos por finalizada nuestra excursión. Regresamos a nuestro hotel en Giza. Pero como no hay dos sin tres, de regreso hacemos una parada en una tienda de perfumes en Giza, con el sugerente nombre de Cleopatra. Nos atendió un señor que hablaba español y conocía perfectamente el arte de vender. Nos hizo una cata de perfumes y esencias, apuntando en una lista nuestras preferencias. Yo al final, con tantos aromas, casi se me atrofia el olfato. Con eso, la habilidad del vendedor y muy posiblemente la complicidad de Nefertum que se le palpaba en el ambiente. Salimos con un frasco por cabeza, y por cierto, carísimos. Yo con un pequeño frasco de esencia de menta, para las vías respiratorias y Garazi con un perfume, de mayor calidad que Chanel, según el hábil comercial. Pero todo sea en honor de Nefertum,  el dios de la flor de loto y del perfume, que emergió de las aguas primigenias al principio de los tiempos.


Tres mujeres en un banquete, con conos de perfume sobres sus pelucas. Tumba de Nakht, en Tebas. Dinastía XVIII.


Estatuilla de Nefertum. Siglo VII-IV a.C. Museo del Louvre, París.

El símbolo y representación de Nefertum era la flor de loto azul, la flor sagrada de Egipto a través de la cual salía el sol. 

Después de la sesión de perfumes, directamente al hotel en el que nos dejan sobre las 17h. Nos despedimos de nuestro guía y el chofer nos informa que nos recogerá por la mañana para llevarnos a El Cairo.

Por la noche, desde la terraza del hotel volvemos a disfrutar del espectáculo de luces. Pero esta vez gratis y cómodamente sentados degustando la cena.


Mañana visitaremos la capital egipcia, El Cairo, en árabe “La victoriosa”La ciudad más grande del mundo árabe y del continente Africano, y una de las ciudades más densamente pobladas del mundo. Famosa por su tráfico endemoniado y su desconcierto urbanístico.Nos sumergiremos en su bullicioso caos para degustar su mas profunda esencia.

En la capital egipcia convergen los recuerdos de la milenaria era de los faraones y la tradición islámica del país. Nosotros la visitaremos por segunda vez y volveremos a disfrutar de su especial encanto.


 




























 




 

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