TRINIDAD
Dicen que si estás buscando una ciudad colonial en el Caribe, Trinidad es el destino perfecto para ir.
Una ciudad que se encuentra ubicada en el centro sur de la isla de Cuba, que la acarician con suavidad las tranquilas aguas del mar Caribe y la custodia fuertemente ese macizo montañoso llamado Guamuhaya o Sierra de Escambray.
Encontrarse en Trinidad significa quedar atrapado en el tiempo.
Otra de las visitas que hicimos fue a este Municipio y ciudad cubana de la provincia de Sancti Spíritus. Ubicado en la región central de la isla, en el suroeste de la provincia.
En realidad se llama La villa de la Santísima Trinidad y fue la tercera villa fundada por la Corona española en Cuba y una de las primeras siete ciudades establecida por los españoles en la isla.. Es una de las ciudades coloniales mejor conservadas no solo de Cuba, sino también de América, y un año después de nuestra visita, en 1988 fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco.
El boom azucarero de la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX permitió la construcción de suntuosos palacios. Además, se empedraron las calles y plazas y se construyeron iglesias y teatros.
Trinidad no es una ciudad de atracciones multitudinarias, sino un lugar ideal para pasear y disfrutar de un ambiente ambiente colonial que parece te hace retroceder en el tiempo. La verdadera esencia de Trinidad se encuentra en recorrer sus pintorescas y coloridas calles y admirar sus casas coloniales bien conservadas y sus iglesias. Antiguamente, a mediados del siglo XIX era la cuna del azúcar en Cuba, una ciudad próspera que se detuvo en el tiempo y ahí sigue, anclada en el pasado, dando la sensación de una "ciudad museo".
Bellísima y pintoresca ciudad de calles pendientes, empedradas con chinas pelonas o cantos rodados. Estas piedras llegaron como lastre de las embarcaciones del Viejo Mundo.
El empedrado centro de Trinidad es el mejor conservado de Cuba y la razón principal es que tras la abolición de la esclavitud y el descalabre del negocio del azúcar la urbe se sumió en la pobreza. Justo esta fue la clave de su preservación: al no haber dinero, no hubo cambios. Los ricos sin esclavos no pudieron mantener su nivel de vida y emigraron, dejando a Trinidad detenida en el tiempo.
.jpg)
El mayor atractivo de Trinidad reside alrededor de su plaza Mayor y el conjunto está compuesto de calles estrechas y rectilíneas. Algunas arterias irradian desde la plaza y se prolongan fuera de la ciudad. Por lo general, las calles se cruzan según ángulos variables, constituyendo un damero irregular. Recorrer las calles empedradas del centro histórico es una experiencia fascinante. En sus edificaciones predomina el llamado "amarillo de Trinidad", característico de la zona, una tonalidad que refuerza su estilo colonial y antiguo. Resaltan también el verde, el azul y los tonos rosas en las construcciones que la conforman.
PLAZA MAYOR
Si hay un lugar de Trinidad que podría considerarse el epicentro de su actividad es la Plaza Mayor. Este bello espacio ajardinado está cobijado por varias casas coloniales convertidas en museo y por la Iglesia de la Santísima Trinidad.
Con la llegada de los españoles al continente americano se comenzaron a desarrollar las villas, que constituían el centro de la vida de los pobladores. Estaban compuestas por una plaza central y una iglesia, alrededor de las cuales se fueron construyendo las principales viviendas y comercios que cimentaron el devenir posterior de cada ciudad.
La Plaza Mayor de Trinidad, situada en el centro del casco histórico de esta ciudad colonial cubana, ha sido un elemento clave en la vida trinitaria desde la fundación de la urbe en 1514, sirviendo como su centro neurálgico. Se limita por las calles Real del Jigüe, Cristo y Desengaño.
Componen la plaza cuatro rectángulos simétricos que funcionan como pequeños jardines y alrededor de los cuales se concentran varias palmas reales, árbol simbólico de la nación cubana. La llamada loza bremesa distingue el resto del área, así como el enrejado blanco de fina filigrana, traído de Filadelfia, que delimita los espacios interiores y exteriores de la plaza. En el que hay además, a su entrada, dos estatuas de bronce de galgos y en el centro una estatua de Terpsícore la musa de la Danza.
Originalmente conocida como la Plaza de la Iglesia, formaba parte de la Parroquia Mayor. A lo largo de los años, ha cambiado de forma y nombre, alcanzando su apariencia actual a mediados del siglo XIX, durante la época de bonanza en la producción azucarera que vivió Trinidad.
En el recorrido por la Plaza Mayor resultan distintivas las mansiones que la rodean, antiguas viviendas de las familias adineradas de la época colonial, hoy museos de la ciudad. En la foto superior la casa de la familia Ortiz, una casa señorial de época que explica a la perfección el poderío económico de los ricos hacendados de Trinidad en al Siglo XIX y que hoy funciona como Museo de la Artesanía.
A otro de los costados de la Plaza Mayor de Trinidad, se encuentra el palacete de la Familia Sánchez Iznaga, de finales del Siglo XVIII. Lo reconocerán por su color azul celeste y porque está muy cerca de la iglesia.
LA IGLESIA DE LA SANTISIMA TRINIDAD
Sin salir de la Plaza Mayor encontramos otro de los principales imprescindibles que ver en la ciudad: la Iglesia de la Santísima Trinidad. Que es una de las más grandes del país. Y que aglutina estilos de lo más variopintos como consecuencia de que tardó más de setenta años en construirse. La Iglesia Parroquial está situada en un sitio privilegiado de la plaza y se construyó sobre los cimientos de otra iglesia del siglo XVIII derruida por un ciclón.
La Iglesia de la Santísima Trinidad es una impresionante muestra de la arquitectura religiosa en Cuba. Su construcción se extendió desde 1817 hasta 1892, un período de 75 años que permitió la incorporación de diversos estilos arquitectónicos, como el neoclásico, el griego y las tendencias propias del siglo XIX.
Detente en la entrada principal y observa el tamaño imponente de la iglesia, una de las más grandes de Cuba. Se caracteriza por una combinación de estilo griego, neoclásico y colonial español. Un elemento que llama la atención es su fachada principal con dos niveles. El nivel inferior cuenta con una serie de arcos enmarcados por pilastras decorativas. En el nivel superior pueden verse más arcos y pilastras, coronados por un frontón triangular.
ESCALERAS DE LOS CONSPIRADORES
Junto a la iglesia se encuentras las famosas "Escaleras de los Conspiradores".
A finales de la primera mitad del Siglo XIX cubano, el contexto sociohistórico reflejaba la acumulación de tensiones en el sistema colonial. La necesidad de eliminar la esclavitud por quienes más la sufrían conllevó a la gestación de sublevaciones de esclavos, especialmente en La Habana y Matanzas, siendo una de las más conocidas “La Conspiración de la Escalera”. El evento se refiere a una serie de acusaciones y persecuciones de esclavos y personas de color por supuesta conspiración contra los blancos.
Es importante destacar que la "Conspiración de la Escalera" fue un proceso judicial y de represión brutal, no un lugar físico en Trinidad, , sino que el término se refiere al evento en Matanzas. Un incidente de 1844 en Matanzas que involucró a esclavos y personas de color. En Matanzas, durante la época colonial española, se acusó a un gran número de personas, principalmente esclavos y personas de color, de conspirar para rebelarse contra los blancos. La "escalera" se refiere a las escaleras utilizadas para torturar a los acusados y obtener confesiones, y la conspiración en sí se convirtió en un caso judicial que resultó en la condena y ejecución de muchos implicados.
Todo el ensañamiento de las autoridades se dirigió hacia la población negra, principalmente contra los libres, con ellos se envió un claro mensaje a todos aquellos que por diferentes motivos buscaban separar a Cuba de España.
Aunque se considera una leyenda, la Casa de los Conspiradores y la escalera son símbolos de la historia colonial de Trinidad.
¿Conspiración esclava o manipulación esclavista?
Junto a las escaleras el edificio conocido como la Casa de los Conspiradores, un típico edificio colonial español con un llamativo balcón de madera.
PALACIO BRUNET
Situado junto a esta iglesia y separado por la calle Simón Bolívar se encuentra el palacio Brunet que alberga en su interior el Museo Romántico donde se pueden observar objetos pertenecientes a las familias más ricas de la zona. En esta mansión construida en 1812 para la acaudalada familia Borrell.
El Museo Romántico, inaugurado el 26 de mayo de 1974, fue la primera institución de su tipo creada en la localidad, después del Triunfo de la Revolución. El inmueble constituye un ejemplo de la arquitectura doméstica de los siglos XVIII y XIX. El edificio tuvo dos etapas de construcción: la planta baja data de 1740 y se conoce como la vivienda de la familia Silva y Álvarez Travieso hasta 1807, que es comprada por José Mariano Borrell y Padrón, quien mandó a construir la planta alta en 1808. Heredada por su hija Ángela Borrell y Lemus fue habitada por su familia hasta 1857 que marcharon a España. Recrea en sus catorce salas el ambiente de una típica residencia colonial trinitaria de los años 1830-1860 con una muestra de muebles y artes decorativas de los siglos XVIII y XIX.
Palacio Brunet y al fondo el convento de San Francisco de Asís.
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
La Iglesia de la Santísima Trinidad será la patrona de la ciudad. Pero no cabe duda de que su mayor emblema es el campanario del Convento de San Francisco. Visible desde prácticamente cualquier rincón de la villa.
Siguiendo la calle del Cristo que separa la Plaza Mayor del Palacio Brunet, se encuentra el Convento de San Francisco de Asís, destacando su torre. Si hay un elemento que destaca por encima de todos en Trinidad es el campanario del Convento de San Francisco de Asís que se ve desde muchos lugares. Esta torre es otro de los símbolos de Trinidad.
Se encuentra al lado de la Plazuela del Cristo donde siempre hay algún que otro grupo musical amenizando la jornada.
El Convento de San Francisco fue una institución religiosa en esta ciudad durante la época colonial. Construido en los siglos XVIII y XIX por los monjes franciscanos, y especialmente por Fray José de la Cruz Ezpí de Valencia, este convento jugó un papel importante en la vida espiritual de la comunidad. Sin embargo, en 1826 dejó de funcionar como centro religioso de la Orden Franciscana debido al debilitamiento de esta en Trinidad.
A pesar de que estaba en proceso de construcción, la nueva Iglesia de San Francisco abrió sus puertas el 11 de abril de 1813, ofreciendo misas a los fieles de la comunidad católica de la villa. En la torre de la iglesia se colocaron dos históricas campanas: una procedente de la Ermita de la Cruz de la Piedad y otra de la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación de Utrera.
Hoy en día, la edificación que albergó este convento es el hogar del Museo Nacional de la Lucha Contra Bandidos, que conserva y narra una parte significativa de la historia cubana de los años 60.
LA IGLESIA DE SANTA ANA
Se trata de una importante construcción del siglo XVIII que en la actualidad se encuentra prácticamente en ruinas conservando sólo su tejado, aunque se preserva el entorno.
Fue centro de referencia para los más fieles seguidores católicos y cristianos. La ermita se erigió por primera vez en 1719 en Trinidad hecha a base de tierra y con techo de guano. Más tarde, en 1764, se amplió a causa del crecimiento de la población de Trinidad, construyéndose la sacristía y una segunda nave. Quedó definitivamente configurada en 1812 con la construcción de la torre campanario.
Pero sin duda, antes de comer en un restaurante local. Pasear por sus calles fue una experiencia fascinante. Caminar por las calles empedradas de esta ciudad fundada por el conquistador Diego Velázquez en 1514 es un viaje en el tiempo. Las coloridas casas coloniales, las puertas de madera talladas, las rejas y los techos de tejas rojas formaban un conjunto que nos trasladaba a la época colonial.
Restaurante donde comimos.
Después de comer visitamos un local de música en vivo, por las fotos que he visto creo que era la popular taberna situada en una de las edificaciones más antiguas de Trinidad donde se combinan elementos arquitectónicos de tres siglos XVIII, XIX y XX, que ofrece como sello distintivo el coctel del mismo nombre “La Canchánchara”, bebida típica utilizada por los mambises, de ejército libertador del siglo XIX, durante la Guerra de Independencia, preparada con aguardiente de caña, miel de abejas, limón, hielo y agua natural. Animado con música tradicional en vivo.
Taberna la Canchanchara en la Calle Real del Jigue 90. La taberna es famosa por su cóctel homónimo, La Canchanchara, que es una bebida cubana tradicional. Basada en las historias de las güiras cimarronas donde los mambises bebían la mezcla de aguardiente con miel y cualquier cítrico.
La ciudad de Trinidad a los pies de la Sierra de Escambray, mira hacia el mar. A diez kilómetros se encuentran la Playa La Boca y Playa Ancón que no pudimos visitar por falta de tiempo. Tampoco pudimos visitar el Valle de los Ingenios, la herencia de la azúcar. Un conjunto de instalaciones industriales destinadas a la molienda y procesado de la caña de azúcar y en Trinidad llegaron a existir como 40, destacando la Hacienda Manaca-Iznaga. Los sacarócratas (aristócratas del azúcar) fueron los dueños y señores de Trinidad durante los siglos XVII, XVIII y XIX. Fueron grandes empresarios también en Europa, donde no existía la caña de azúcar. Incluso tenían comprados a los corsarios con el ron que destilaban con su azúcar, no creáis que es un tópico lo de que los piratas abusaban de esta bebida; de ahí que Trinidad nunca fuese saqueada en los diferentes conflictos bélicos que sufrió la isla.
Uno de los mayores atractivos de la visita a la Hacienda Manaca-Iznaga es su Torre Vigía. Con una altura de casi 45 metros, la torre ha resistido los avatares del tiempo y los fenómenos naturales para conservar toda su belleza y esplendor. Debido al paso de los años se ha inclinado un poco, por lo que los pobladores la llaman la Torre de Pisa de Cuba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario