2.023-05-14 y 15 VIAJE A LOS PIES DEL TECHO DEL MUNDO:
EL NEPAL Y BHUTAN
2.023-05-14 y 15 Comienzo de un extraordinario viaje
Este año me he decantado a viajar al Sur de Asia y realizar un circuito combinado, para visitar dos pequeños y remotos países a la sombra de la cordillera del Himalaya <<El techo del mundo>>, donde sus elevadas montañas les sirven de muralla natural y la vida continúa su ritmo pausado entre creencias y tradiciones ancestrales. Un viaje que ya tenía previsto realizar en en el año 2020 y que tuve que suspender como consecuencia del Covid.
Primero he visitado el Nepal, donde el Himalaya alcanza su máximo esplendor acogiendo ocho de las diez mayores cumbres del planeta. Mi primera toma de contacto Katmandú, su capital y donde todavía se observan las secuelas del gran terremoto del 2.015. Un caos de tráfico, calles sin asfaltar y sucias, edificios inacabados con el ladrillo de las fachadas a la vista y un aire irrespirable donde se junta, no se en que medida, el polvo, la niebla y la contaminación. En contraste con su gran patrimonio cultural y arqueológico, donde destacan las estupas y templos budistas e hinduistas que representan la impronta religiosa de dos religiones que conviven y coexisten sin sobresaltos y con respeto mutuo desde tiempos inmemoriables.. Si bien el Hinduismo gana por goleada al Budismo - el 80% de la población son seguidores de esta religión proveniente de la India.
Normalmente Nepal es la sede de muchas expediciones de montaña. El hecho de que cuente con algunas de las montañas más altas del mundo en su territorio lo convierte en un punto de encuentro de profesionales de la escalada, alpinismo y trekking de todos los continentes. No ha sido mi caso, Nepal es mi puerta de entrada a Bután y visitaré los dos países en plan turístico.
Breve estancia de un día, antes de partir a Bután, pero con tiempo para perderme por el concurrido barrio de Thamel, pegando al hotel donde me hospedo y visitar la estupa budista de Boudhanath, considerada la estupa más grandes del mundo, y el Templo de Pashupatinath que es todo un referente de peregrinación hindú y uno de los más importantes templos hinduistas de Shiva en el mundo, que se localiza sobre los márgenes del Bagmati, afluente del todo sagrado Ganges, que recorre el valle de Katmandú y es considerado como sagrado tanto por hinduistas como por budistas y donde aún se practican cremaciones, en su margen derecha. La creencia es que todo aquel que sea incinerado en el Templo Pashupatinath se reencarnará en humano sean cuales sean los actos y pecados que hayan cometido durante su vida. El proceso es sencillo, los cuerpos se lavan en el Bagmati y tras varios tipos de rituales se incineran para después devolver el cuerpo al río en forma de cenizas.
A mi vuelta de Bhutan he disfrutado tres días más, visitando Katmandú y las otras dos ciudades reales de Patán y Bhaktapur, visitando su gran patrimonio cultural, uno de los mayores del continente asiático y repartido entre estas tres ciudades: Palacios, estupas o chortens, pagodas, templos y plazas centenarios.
Bután me ha dejado un recuerdo inolvidable. Considerado uno de los últimos fortines de esa Asia aún recóndita, Butan. Pequeño reino budista escondido y enigmático, que ha estado cerrado al mundo turístico hasta por primera vez en 1974. Su interior alberga un pequeño reino atrapado en el tiempo, donde he visitado las ciudades de Paro, Timphu - la capital- y Phunakha. Me he dejado persuadir por los encantos, que son muchos, de su dzongs -fortalezas monasterios-, templos, estupas y la tradicional e inalterada cultura tibetana- budista que hacen de Bután el último gran reino del Himalaya. Y he podido cumplir el objetivo de ver con mis propios ojos, un lugar que me dejo impresionado en un artículo de National Geographic. El templo budista colgado a casi 3200m, sobre el valle sagrado de Paro; el Nido del Tigre.
He visitado los dos países mas elevados del planeta por el nivel promedio: Bután a 3280 m y Nepal a 3265 m.
Nepal y Bután están cansados de hacer malabarismos con las grandes potencias vecinas de China y La India. Ambos tienen fronteras con estos dos gigantes, pero sus fronteras con China están limitadas por el majestuoso Himalaya. Por el contrario, con la India tienen fronteras abiertas, lo que constituye la principal razón por la que ambos países dominan el sur de Asia. Su situación geográfica les hace dos países estratégicamente importantes.
El sur de Asia es visto por India como su propio patio trasero. Debido a los numerosos desacuerdos y contradicciones entre China e India, ésta última se resiste fuertemente a la penetración de la influencia china.
El vuelo incluye la compañía espectacular de los techos del planeta. El Everest, el Makalu y el Kanchenchunga. Desde las ventanillas del avión, en el vuelo Bután a Katmandú, en el de ida no tuve la suerte de tener cerca ventanilla, he contemplado como nunca la magnitud del Himalaya. Un panorama sensacional de la gran cordillera, una muralla rocosa, erizada de blancos pináculos, que rivaliza en altitud con el avión, volando paralelo a ella. Nueve mil metros por debajo de mis pies, veo en el navegador de vuelo de mi asiento delantero, las piezas del inabarcable puzle agrícola de la India, plano como el mar.
Causa asombro imaginar que, cien millones de años atrás, en ese lugar se abría un mar profundo. Los geólogos han comprobado que el subcontinente indio estuvo unido al sur de África, Madagascar y Australia. Pero aquel zócalo pétreo se cuarteó en varios trozos, y el correspondiente a la India avanzó 6.000 km hacia el norte, perdiendo por el camino fragmentos como las islas Seychelles, migajas desprendidas de esa gran plataforma rocosa en su deriva por el océano Índico.
A grandes rasgos, las montañas del Himalaya se formaron tras la colisión de la placa Índica y la placa Euroasiática. El empuje de la testuz de la India fue estrechando el mar que la separaba del continente euroasiático. Eso hizo que las enormes capas de sedimentos del lecho marino, comprimidas entre ambos bloques, se plegaran y emergieran. Como una flor de loto, el Himalaya surgió de la profundidad de las aguas, aunque para los geólogos sea la costura o la cremallera que suturó dos viejos continentes.
14 y 15 -05-2.023 Vuelo hacia el Nepal
Salida de Bilbao a las 12,25 h con escalas en Madrid y Doha (Catar) y destino final en Katmandú. Casi ocho horas de escala en Madrid, para tomar el vuelo a Doha con Qatar Airways que sale a las 22,25 h. Llegada al aeropuerto de Hamad en Doha a las 6,30 h hora local. Este inmenso aeropuerto está considerado como el mejor aeropuerto del mundo. Este megacentro de Oriente Medio sirve como puerta de entrada de Qatar al mundo y como punto de tránsito intercontinental para los viajeros internacionales.
No tuve ningún problema para moverme por el aeropuerto y dirigirme a la puerta de embarque. para cambiar de avión, tengo más de dos horas Se siente el lujo y está muy bien señalizado y organizado. Hay empleados casi en cada pasillo y a los que puedes preguntar las dudas que tengas y te escanean tu código del vuelo para ayudarte a localizar tu puerta de embarque. Tuve que cambiar de terminal y tomé un pequeño tren que me acercó en unos minutos a mi puerta de embarque.
Pero lo que más sorprende a todo el mundo es la cantidad y calidad de las tiendas del aeropuerto. Hay de todo: grandes marcas moda de alta gama, exclusivas joyerías, tiendas de cosmética, de recuerdos, de tecnología… . Aquí puedes comprar de todo; hasta un coche.
Me recibe una enorme escultura de una marioneta de madera conocida como "Pequeña mentira" del artista y diseñador americano Brian Donnelly, conocido profesionalmente como KAWS.
Colgando del enorme techo una escultura gigante "Cosmos" del artista contemporáneo francés Jean-Michel Othoniel. Se inspiró en el astrolabio islámico más antiguo del mundo que se encuentra en el Museo de Arte Islámico. Eligió el oro, el más noble de todos los metales porque evoca la cálida luz del sol, creando una enorme estrella suspendida en el aire como un pequeño universo formado por los dorados movimientos de las estrellas. Este globo celeste monumental hace eco de las trayectorias de los viajeros por todo nuestro planeta.
Lo que no me esperaba encontrar era un gran oso de peluche gigante con un flexo encima, en mitad del hall principal. Al parecer un caprichito de la jequesa del país, muy aficionada a los peluches. La compró por 6,8 millones de dólares y la donó al aeropuerto. La obra pertenece al escultor suizo Urs Fischer; está hecha de bronce, mide seis metros y pesa entre 18 y 20 toneladas. Fue subastada en Christie's Nueva York en 2013 y adquirido por la jequesa.
Las casi tres horas de transito se me pasan volando y a las 9h me dirijo a la puerta de embarque para tomar el vuelo a Katmandú. La duración del vuelo no llega a cinco horas.
Llegada a Nepal cuyo nombre oficial es República Federal Democrática de Nepal y antaño reino de Nepal hasta el año 2008, cuando se estableció la república federal democrática, que puso término a más de 240 años de monarquía. Un país legendario, entre la alta muralla del Himalaya y las selvas húmedas de las llanuras de la India y con una gran diversidad de paisajes y culturas. Es el país del mundo con la mayor variación de altitud en su territorio que se extiende desde las planicies selváticas húmedas del Terai, hasta las más altas y gélidas cumbres de la tierra.
Aterrizo en el aeropuerto internacional de Katmandú a las 16,45 h. El aeropuerto de Katmandú es la puerta de entrada al país de miles de montañeros y alpinistas que visitan la cercana cordillera del Himalaya, En mi caso, un viaje turístico y puente previo a mi extensión para ir a Bután y donde volveré para disfrutar de los últimos tres días de vacaciones.
Es el único aeropuerto internacional con el que cuenta, el Tribhuvan en Katmandú. La ciudad estuvo cerrada a los extranjeros desde principios del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. El encanto de lo desconocido y prohibido fascinó a Occidente, que la imaginaba como una mítica Shangri-La., la ciudad perdida descrita por James Hilton en su novela "Horizontes Perdidos" (1933).
Llevo los trámites de control de equipajes y visado sin problemas y me dirijo al exterior donde me espera el guía. Frente al aeropuerto se encuentran todos los operadores con carteles, enseguida localizo a la persona que me está esperando y que tienen un cartel con mi nombre.
Se me presenta como Lascmam y me saluda un cordial 'namaste' con las palmas de las manos unidas. Palabra sanscrita que viene a ser <<te saludo>> o «te reverencio» y me entrega un pañuelo de bienvenida. Un Khata también conocido como kata Es un una especie pañuelo ceremonial alargado en forma de bufanda, que se entrega a modo de ofrenda a familiares, amigos o invitados como una forma de dar la bienvenida.
Llegada a Nepal un país ubicado entre la India y el Tíbet, un paraíso para los senderistas y aficionados al alpinismo, entre los que me encuentro. El Himalaya es el principal objetivo de muchos montañeros. Pero en mi caso, mi paso por este país se centrará en Katmandú y sus otras dos ciudades imperiales, Bhaktapur y Patan. El Nepal y en particular Katmandú ha sido la puerta de entrada de mi viaje a Bhutan y los pocos días de estancia no dan para más. Pero estas tres ciudades que visitaré, que antaño fueron reinos independientes, reúnen monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad
Me encuentro en Katmandú, la capital de Nepal, con una extensión de 50 km2, es una ciudad esparcida por el centro del Valle de Katmandú. Cuenta con poco más de 1 millón de habitantes y está situada a 1.300 metros de altura. Está fuertemente marcada por el budismo y el hinduismo.
Nos dirigimos al coche que me trasladará hasta el hotel que se encuentra en el centro de la ciudad. El aeropuerto internacional de Kathmandú, conocido también como aeropuerto de Tribhuvan, está situado unos 6 kilómetros al este de Thamel, el conocido barrio comercial y turístico donde se encuentra mi hotel, en un callejón aledaño a sus calles. Me hospedo en el hotel Ramada Encore, un cuatro estrellas que está estupendo.
El trayecto del aeropuerto al barrio de Thamel, sirve como una primera aproximación a una Katmandú caótica, bulliciosa y con un ritmo frenético. En sus calles reina el desorden más absoluto, tanto paisajístico y urbanístico como de tráfico rodado. Una cantidad incontable de motos y vehículos colapsan y compiten en la carretera, esquivándose unos a otros sin aparente control para poder avanzar. Los peatones caminan y cruzan las calles sin aceras, esquivando coches y motos, protegiéndose la cara con máscaras para mitigar los efectos del polvo y la polución mientras hablan por el móvil. Todo un caos aderezado con una enorme neblina de contaminación, polvo y polución que hace que mi primera impresión no sea nada halagüeña.
Me llama la atención el enmarañado tendido eléctrico que cuelga como un enjambre de cables enredados donde parece imposible que se pueda hacer el mantenimiento o localizar una avería.
Fotografía de Tragaviajes.com |
Llegamos al hotel y me despido de Lascmam. A las horas que he llegado y después de un largo trayecto de viaje quiero descansar un rato. Quedamos para realizar mañana un par de visitas antes de tomar el vuelo por la tarde con destino a Bután. Me instalo en el hotel y después de una reparadora ducha y estar un rato en la habitación. me dispongo a visitar el barrio de Thamel.
Desde mi hotel, salgo a un callejón de poco mas de cien metros que da justamente a una de las calles del barrio. Lo primero que me encuentro es el típico carro bici que me ofrece un paseo por el barrio, se les conoce como "Bicitaxi o Rckshaw".
Me adentro en la calle para dar un paseo y la primera impresión es de mucho gentío y una intensa actividad comercial en sus estrechas y sinuosas calles sin aceras y con un estado pésimo del suelo, con baches agujeros y zanjas en los laterales que te hacen caminar muy atento y mirando donde pisas. Las calles de Katmandú son hileras de casas donde las viviendas se encuentran en las plantas superiores y las plantas bajas se dedican a comercios tradicionales, abiertos en canal a la calle. Al mismo borde de las aceras, pequeñas tiendas de ultramarinos, ferreterías, fruterías, panaderías o mercerías están abiertas a una vía por la que circulan con el mismo frenesí con el que los comerciantes ofertan sus productos; coches, motos, bicis-taxi y peatones.
Los bajos de los edificios están llenos de establecimientos comerciales y no hay un hueco que no esté copado por tiendas de souvenirs, ropas, deportes de montaña, agencias de viaje, casas de cambio, telefonía, restaurantes. El bario lo conforman un conjunto de calles que se entrecruzan y forman un laberinto donde no es nada difícil despistarse.
En este barrio hay movimiento de día y de noche. Vehículos, motos, viandantes, vendedores, cargadores y bicitaxis compartimos la calle para desplazarnos por este emblemático barrio.
Estoy un rato deambulado por la misma calle, sin salirme a los numerosos desvíos que por doquier aparecen en el recorrido y regreso hacia la zona del hotel para cenar algo. Me meto en un restaurante de un hotel para cenar y al poco rato cae una tremenda tormenta con fortísimo viento. Para acompañar la cena tomo el primer contacto con la mítica reina de la montaña del himalaya y me tomo un espléndida cerveza Everest que me sienta de maravilla.
Después de cenar y pasada la breve tormenta, de vuelta al hotel a descansar del cansancio acumulado del viaje.
ENTRADAS DEL VIAJE:
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