Ayer después de visitar Ollantaytambo, por la tarde realice la ruta en tren que conecta esa localidad con la de Aguas Calientes. Un estupendo viaje que te lleva a través del majestuoso Valle Sagrado de los Incas, rodeado de imponentes montañas y exuberante vegetación.
Pocos kilómetros aguas abajo de Ollantaytambo, en el Valle Sagrado, el paisaje cambia por completo. El río se encajona en un profundo cañón y los colores terrosos, amarillentos y parduzcos se transforman en el dominio de los verdes. Aparecen cada vez más árboles, flores y líquenes en troncos y rocas.
Fue el preludio perfecto para mi visita a Machu Picchu, una de las zonas arqueológicas mas fascinantes del planeta. Prueba del poder y la imaginación de los Incas que edificaron esta impresionante construcción. Todo un hito de ingeniería en torno al siglo XV, en el centro de su vasto imperio cerca de Cuzco, que por aquel entonces se consideraba el ombligo del mundo, dado que su enorme red de caminos que empiezan en el la ciudad, conectaban a todo el imperio inca conocido como el Tahuantinsuyo, que en su apogeo logró extenderse por 2.500.000 km² a través de las tierras que hoy pertenecen a Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Argentina y Colombia.
La red vial inca es notable, sólo la admirable red vial romana está en la misma categoría, ella integró el imperio y sirvió tanto para la administración y transmisión de información como para la circulación de personas y animales en tiempo de paz y de guerra, ambos construyeron caminos hasta los confines de los dominios conquistados.
El tren a Machu Picchu es ofrecido por dos compañías ferroviarias, Inca Rail y Perú Rail. Yo realizo el viaje con la compañía ferroviaria Inca rail en su servicio Voyager.
Al abordar el Voyager desde Ollantaytambo en el Valle Sagrado, el tren tarda poco más de 90 minutos en llegar a Aguas Calientes, al pie de Machu Picchu, siguiendo el curso de bravo y caudaloso Urubamba, entre montañas y atravesando la selva.
Me encuentro en un pueblo encajonado entre frondosas montañas teñidas del verde amazónico y comunicado con el resto del mundo sólo por el ferrocarril, y al que ayer, solo le pude hacer una breve visita por su calle comercial, la avenida Pachacutec y su plaza de armas, donde se encuentra la pequeña iglesia de la Virgen del Carmen.
Como la joya de la corona de Perú merece la pena ser visitada con tranquilidad, tengo previsto estar dos días, para ver con tiempo el centro arqueológico. Realizaré dos visitas a la ciudadela Inca y en primera instancia, intentaré hacer la subida a la espectacular montaña Huayna Picchu, que resalta en las fotos postales de Machu Picchu y ser uno de los afortunad@s en hoyar su cumbre, de las 400 personas que permiten intentarlo cada día en dos turnos, a las siete y a las once de la mañana.
Por la noche me retiré pronto al Hotel Hatun Inti Classic en el que me hospedo. Tengo que madrugar para hacer la visita en el primer turno de seis a siete de la mañana.
El origen de Aguas Calientes también con el sobrenombre de Machu Pichu Pueblo, se remonta al año 1901, cuando se formó por primera vez un campamento de obreros ferroviarios, para unir las poblaciones de Cusco y Santa Ana. El campamento tenía el nombre de Maquinachayoq, se encontraba a 110 km de la ciudad del Cusco y se convertiría en el centro de operaciones del proyecto.
Alrededor de dicho campamento, se ubicaron los trabajadores del ferrocarril, que se juntaron con las pocas familias de agricultores asentados en el lugar. Hasta 1920, esta población fue el eje central para el alojamiento de los trabajadores y sus equipos hasta que el ferrocarril fue terminado en 1931, y la gente que se asentó en ese lugar se quedó.
El 1 de octubre de 1941 se crea oficialmente como Distrito. El pueblo está habitado aproximadamente por 6000 personas residentes.
PRIMER DIA, PRIMERA PARTE ASCENSIÓN AL HUAYNA PICCHU
El autobús entre Aguas Calientes y Machu Pichu parte desde la avenida Hermanos Ayar, muy cerca de mi hotel y la duración del trayecto hasta la famosa ciudadela inca es de media hora.
A las cinco y media de la mañana, cuando apenas despuntan las primeras luces, los autobuses se ponen en marcha para ascender en zigzag hasta el santuario de Machu Picchu.
Me doy un buen madrugón, tengo la entrada a las 7 h para ascender en primer lugar al Huayna Picchu y después visitar el complejo con guía, que relataré en otra entrada de este blog..
Los buses deben ser abordados de acuerdo al horario de ingreso a Machu Picchu. Como tengo la entrada a las 7 h, tomo el bus sobre las 6,30 h. Si bien estoy antes de las 6 h guardando cola.
La tortuosa carretera que conduce a Machu Picchu se llama ‘Hiram Bingham’, en honor al explorador estadounidense que llegó a la ciudad inca en 1.911.
El recorrido es de unos 10 km de continuo ascenso por la impactante carretera de montaña.
Incrustado en un espectacular paisaje en el punto de encuentro entre los Andes peruanos y la cuenca del Amazonas. El paisaje es imponente. Esta ciudad parece acariciar el cielo rodeada de los picos de un sinfín de montañas casi siempre cubiertas de nubes que la hacen, si cabe, aún más misteriosa. Los incas creían que las montañas tenían espíritus, los apus, y por eso adaptaban sus construcciones a su sinuosidad respetando el equilibrio natural.
No muy lejos de Cuzco las elevadas tierras altas, frías y desoladas de la cordillera se asoman a la Amazonía. y hasta estos valles orientales llegó Pachacutec, donde los Andes se encuentran con la Amazonía, cuyas selvas trepan por sus laderas. Es un mundo casi opuesto al de la sierra andina alta, relativamente seca, fría y luminosa, de altiplanos y amplios paisajes. A diferencia de estos últimos, los valles del oriente se presentaban neblinosos, oscuros y lluviosos, de fuertes pendientes cubiertas de un bosque cuya exuberancia los hace impenetrables, de ambiente cálido y húmedo, a veces bochornoso. No era un mundo cómodo para los quechuas de los Andes, y menos aún sabiendo que estaba poblado por tribus salvajes a ojos del imperio: eran los aguerridos Antis y Chunchos, o indígenas amazónicos, de costumbres bárbaras para la organización inca. La provincia fue llamada Antisuyu, o provincia de los Antis. Las primeras crónicas españolas hablan de la zona como “montañas de los Andes”, y aunque al principio sólo hacían referencia a esas verdosas montañas de la parte oriental de la cordillera, finalmente la denominación terminó extendiéndose al resto de la misma, ya en época colonial.
Cuando los incas hubieron controlado un sector suficiente que les proporcionase los deseados productos y seguridad fronteriza detuvieron sus incursiones. Se hizo entonces imprescindible afianzar sus conquistas, y para ello edificaron numerosos asentamientos y núcleos poblacionales en los valles antisuyanos, y así nació Machu Picchu.
El autobús asciende por la carretera de curvas, en la que los vehículos se cruzan y en ocasiones uno de ellos debe ceder el paso por la estrechez de la carretera. A nuestros pies, en el precipicio el caudaloso y serpenteante río Urubamba rodeando a montaña Putucusi ‘Montaña feliz’, una de las montañas que rodea Machu Picchu. Además de su nombre, la estructura de su pico en forma redonda llama la atención. Junto a las otras montañas de Machu Picchu y Huayna Picchu forman el valle en donde se encuentra el sitio arqueológico Machu Picchu, un lugar en las nubes.
Machu Picchu enamoró a Pachacútec y lo sigue haciendo a millones de personas.
Llego a la entrada del recinto poco antes de las siete de la mañana, y la gente se amontona en la explanada de la entrada para acceder dentro de la ciudadela.
Entre las faldas de los cerros Machu Picchu y Huayna Picchu se encuentra esta legendaria ciudad de Machu Picchu, patrimonio cultural de la humanidad y el principal símbolo nacional de los peruanos del presente. El Santuario Histórico de Machu Picchu se encuentra entre los mayores logros artísticos, arquitectónicos y de uso del suelo, y es el legado tangible más significativo de la civilización Inca. Abarca 32.592 hectáreas de laderas montañosas, picos y valles que rodean su corazón, el espectacular monumento arqueológico de “ La Ciudadela ”.
Los Andes están dispuestos en una serie de cadenas montañosas distintas. Machu Picchu se encuentra dentro de la Cordillera Oriental a una altura de 2400 metros. El sitio está rodeado por exuberantes bosques tropicales verdes que se fusionan con las selvas de la cuenca del Amazonas. La estrecha cresta que ocupa la ciudadela conecta dos picos, Machu Picchu y Huayna Picchu. Las pendientes de la cresta descienden abruptamente unos 500 metros a ambos lados hasta el río Urubamba, que rodea el lugar por tres lados.
Machu Picchu, ícono del Imperio Inca, es uno de los sitios arqueológicos más reconocidos y admirados de la Tierra. Los incas integraron ingeniosamente sus construcciones en el entorno natural, aprovechando la geología particular de esta parte de la Cordillera de los Andes en el sur del Perú. Construida hace más de 500 años, se encuentra en una ubicación espectacular en una estrecha cresta entre dos picos de montaña.
ENTRADA AL CENTRO Y ASCENSO ALA MONTAÑA HUAYNA PICCHU o WAYNAPICCHU
Me encuentro ante el acceso a la ciudad inca más famosa del mundo. Una vez pasado el control de entradas y pasaportes camino unos cien metros por un sendero en la parte baja de la ladera de la montaña, con excelentes vistas a la derecha de las montañas y la selva que las cubre y accedo a la parte baja del recinto que marca la dirección al Huayna Picchu, escrito Waynapicchu. La mayoría de los turistas para el inicio de la visita toman una desviación señalizada a al izquierda que te lleva a la parte mas alta de los andenes agrícolas de la ciudadela y donde se encuentra el mirador de la denominada <<Casa del Guardián>>, desde donde se contempla la vista «oficial» de Machu Picchu, que aparece en todas las publicaciones, revistas. A esa zona también llega el tramo final del Camino Inca, un trayecto de 43 km que llegaba desde Llactapata.
Los incas construyeron más de 30 mil kilómetros de "qhapac ñan" o caminos reales que conectaban Cusco con todo su vasto imperio. Una pequeña parte de esta ruta es la que conecta Cusco con Machu Picchu.
Paso un estrecho pasadizo entre muros de piedra y de repente me encuentro en la parte baja del monumental complejo. Machu Picchu ante mis ojos, las montañas, las ruinas, los bancales…. lo que tantas veces había visto en foto estaba allí, con la diferencia de que ahora todo tenía vida y era real.
Para llegar al Wayna Picchu tengo que cruzar todas las ruinas de Machu Picchu. Son pasadas las 7 de modo que cruzo el recinto sin apenas pararme a disfrutar de esta maravilla del mundo. Después ya tendría tiempo suficiente para recorrer todo el recinto.
Los incas supieron adaptar perfectamente su arquitectura con la naturaleza, donde no se la transgrede ni se la destruye, sino que se convive en completa armonía con ella. Todo en Machu Picchu parece estar en su debido lugar. Esta perfección solo podía ser concebida por un motivo especial o para alguien sobresaliente, y la tradición indica que fue mandada construir por el noveno y gran emperador Inca Pachacuteq. Los documentos que manejaban los historiadores hasta ahora habían fechado la construcción de Machu Picchu alrededor del año 1440 o 1450. Sin embargo, un nuevo estudio liderado por un profesor de la Universidad de Yale Richard Burger ha revelado que esa famosa ciudadela inca estuvo ocupada antes, desde la década de 1420 aproximadamente, como hacienda real y residencia o retiro del Emperador y de su panaca o linaje familiar.
Para llegar a esa conclusión, el equipo de investigadores liderado por Burger usó la datación por radiocarbono.
Esta ciudadela está situada en la ladera de una montaña sobre el Valle Sagrado, que además cumplió funciones de llacta o célula colonizadora en el recién conquistado Antisuyu (provincia de los valles orientales que dan hacia la Amazonía), y su ubicación permitía un buen control del cañón del Urubamba.
La entrada para ascender al Huayna Picchu es de siete a ocho. Así que disfruto del entorno durante media hora, sacando fotos de la ciudad perdida de los incas.
La ciudad fue dotada de suntuosos templos y residencias para el inca y sus nobles.
Huayna Picchu, también escrito Waynapicchu, es una montaña que se eleva majestuosamente detrás de la Ciudadela Inca. Con una altitud de aproximadamente 2720 metros sobre el nivel del mar, se alza al fondo, en el extremo norte, como guardiana y su cerro orienta y pone fin, al complejo arquitectónico conocido como la Llaqta de Machupicchu.
Esta alta y puntiaguda montaña de granito que domina la ciudadela, es el telón de fondo de cualquier imagen clásica de Machu Picchu, y su nombre significa «montaña joven» en la lengua nativa quechua. A la izquierda el pequeño montículo del Huchuy Picchu, Tan solo unos 50 metros más alto que el sitio arqueológico de Machu Picchu.
Este majestuoso pico, que se eleva en el horizonte, no solo añade un telón de fondo impresionante a la maravilla arqueológica de Machu Picchu, sino que también ofrece a los que la suben, la oportunidad de contemplar a vista de pájaro la ciudadela y explorar un paisaje montañoso de belleza incomparable.
Esta montaña rodeada por un exuberante bosque tropical, añade una dimensión emocionante a la experiencia de Machu Picchu.
Estoy preparado para sumergirme en una privilegiada experiencia de senderismo desafiante y gratificante, que sin duda me deparará como premio unas vistas espectaculares de la ciudadela y el valle circundante. Esta montaña con la ciudadela, es la estampa clásica que define este antiguo enclave inca.
A mis espaldas, en lo alto a la izquierda la montaña Machu Picchu, la que ha dado el nombre a la famosa ciudadela inca.
Machu Picchu Montaña está situada frente a la ciudadela, y se eleva 3.061m de altura, 631 metros más alta que la ciudadela de Machu Picchu, y ofrece unas vistas inigualables e impresionantes del santuario Inca y de las montañas que la rodean. Yo elegí ascender al Huayna Picchu.
Luego de que este lugar densamente cubierto de árboles y malezas fue desbrozado, los ingenieros civiles pudieron apreciar que era posible establecer un área dedicada a la agricultura, separada de una zona urbana situada hacia el norte.
Las aproximadamente 200 estructuras que componen este destacado centro religioso, ceremonial, astronómico y agrícola están ubicadas en una colina empinada, atravesada por terrazas de piedra. Siguiendo un riguroso plan la ciudad se divide en una parte baja y una parte alta, separando las zonas agrícolas de las residenciales, con una gran plaza entre ambas. Hasta el día de hoy, muchos de los misterios de Machu Picchu siguen sin resolverse.
El complejo de Machupicchu se divide en dos grandes Áreas o Sectores:
- La Zona Agraria o de cultivo orientada al sur: con terrazas a modo de escalones grandes y pequeños, algunos de más de 4 metros de altura con peldaños para subir de una terraza a otra, donde hacían los cultivos generalmente de maíz y de coca. Hay dos subsectores, el subsector alto y bajo, y se localiza principalmente al sur de la ciudad incaica de Machu Picchu. Su función agrícola especial no deja lugar a dudas, aunque su producción debió completarse con la función de otros muchos conjuntos de terrazas que rodeaban el centro urbano y que se hallan mas lejos del centro, enlazados mediante excelentes caminos prehispánicos. Se contemplan 13 conjuntos de andenes en Machu Picchu.
- La otra, la Zona Urbana orientada al norte, donde habitaban la población. Ambas zonas están separadas por un muro, un foso y una escalinata, elementos que corren paralelos por la cuesta este de la montaña.
Una plaza central divide los edificios de la Zona Urbana en dos sectores cada cual orientados en direcciones opuestas, hacia el este el Sector Hurin y el oeste el Sector Hanan.
En el Sector Hanan se ubicaba el emperador inca, su familia y la nobleza, en el Sector Urin las clases menores.
Me dirijo por la parte baja dirección a la zona urbana donde se encuentra la Plaza Principal, donde se congregaban sus habitantes en los numerosos eventos, mayoritariamente rituales y celebraciones sagradas.
Con cierta imaginación, observando el entorno del Huayna Picchu la montaña es la nariz de una figura rocosa que representa una cara "la cara del inca".
El Huayna Picchu o Montaña Joven según su traducción del quechua, es un cerro en la cara norte de Machu Picchu, que forma parte del macizo de Salcantay, que a su vez es parte de una gran masa orográfica conocida como el Batolito de Vilcabamba y esta zona se conoce como "ceja de la selva", la frontera entre los Andes y la Amazonia.
Las montañas de Machu Picchu y Huayna Picchu se encuentran en medio de un bosque nuboso subtropical a una altitud de unos 2,430 metros (7,970 pies), mientras que Huayna Picchu se eleva a 2,693 metros (8,835 pies). El río Urubamba fluye bajo la montaña, serpenteando por el profundo cañón.
En el extremo norte de la ciudad, justo antes de la caseta de entrada y punto de partida del sendero que conduce al cerro Huayna Picchu, me encuentro el conjunto conocido como "Roca Sagrada" que marca el extremo norte de la ciudad y es el punto de partida para ascender a la montaña.
La Roca Sagrada está flanqueada por dos edificaciones con techo de paja y tres paredes conocidos como "huayranas", que se ven al fondo, entre el pequeño montículo del Huchuy Picchu y el Huayna Picchu. Estas pequeñas edificaciones sirvieron como templos o altares para rendirle culto a la roca que se erige hacia el noreste, en medio de ellas.
La Roca Sagrada parece poseer también una finalidad geográfica. Según los estudios hechos sobre la zona su ubicación coincide exactamente con la parte norte de la ciudad.
Poco antes de las 7,30 h llego al control de entrada para inicial el ascenso al Huayna Picchu. La entrada es un poco lenta, pues cada persona que entra tiene que registrarse en un libro en el cual controlan que regresas. Al pasar, un oficial en el puesto de guardia tomó nota de la hora de entrada, número de pasaporte, edad y nacionalidad. Y seguido me dispongo a ascender los 362 m de subida a la cima, en un recorrido de unos dos kilómetros cuesta arriba por las laderas de la montaña.
El primer tramo fue bastante sencillo, apenas había un poco de subida y lo demás era todo bajada con algunos escalones. Pasando por una bifurcación, un camino llevaba a la cima del Wayna Picchu, este era el camino por el que tenía que ir. El otro camino llevaba al Templo de la Luna.
El entorno natural, en las vertientes orientales de los Andes, abarca la cuenca superior del Amazonas con su rica diversidad de flora y fauna.
El ascenso hacia la cima tiene un solo acceso por un sendero angosto y muy empinado, tanto que a ratos parece ser casi vertical. También se han tallado escalones en la roca viva de la montaña y se han anclado cables para garantizar la seguridad de los visitantes. El ascenso cuenta con más de 1600 escalones de piedra. Una escalera al cielo, que en algunas partes no llegan a ser siquiera tan anchos como el pie de un adulto.
El día está despejado y la temperatura es muy buena. La vegetación espesa en la parte baja, hace las funciones de quita miedos y amortiguan un poco el impacto visual de la altura. Y además el camino en este tramo no es tan empinado. Después el camino se empina y estrecha y hay algunos tramos expuestos que pueden parecer bastante peligrosos. Sin embargo, la recompensa de llegar a la cima es sin duda el esfuerzo de superar desafiantes escaleras empinadas y angostas. Mas y mas escaleras, subir, subir y subir hasta llegar a un túnel tallado en la roca que pasas acurrucado, para volver a salir a la luz.
En el ascenso, encuentras plataformas para descansar y capturar fotos del paisaje, admirando la arquitectura inca y las terrazas de cultivo mientras Machu Picchu se distancia. Cerca de la cima, enfrentarás las desafiantes «escaleras de la muerte» y un estrecho túnel antes de disfrutar de vistas panorámicas inigualables. En cada descanso, en cada momento de parada, aprovecho para darme la vuelta, girar la cabeza y contemplar las fantásticas vistas del valle, cada vez más panorámicas cuanto más arriba en la montaña te encuentras.
Desde la cima de Huayna Picchu a 8.835 pies, se puede ver la ciudadela inca de Machu Picchu en todo su esplendor. También se puede ver el río Urubamba y las montañas circundantes. Las vistas son simplemente increíbles, cortan la respiración.
El tiempo de ascenso varía según la forma física de cada persona y las condiciones del clima. Yo subí grabando y haciendo fotos en unos cuarenta minutos. Aunque el sendero puede ser desafiante, las vistas panorámicas y la sensación de logro al llegar a la cima hacen que cada paso valga la pena.
Desde la cima de la archifotografiada montaña, lo más impresionante es la vista espectacular que se tiene de la Ciudadela de Machu Picchu y del impresionante nevado Salkantay, un regalo de la Pachamama que premia el gran esfuerzo de cada uno de los viajeros que sube la montaña. Sientes que tienes el dominio absoluto del Valle Sagrado de los Incas, oyendo el rugido del río Urubamba.
La cumbre del Huayna Picchu se volvería accesible por medio de una camino de montaña cuidadosamente construido con escaleras de granito y andenes de contención.
Una vez en la cima, disfruto de unas excelentes vistas panorámicas de 360 grados. Bajo mis pies, a vista de pájaro la llaqta de Machu Picchu.
Hay otra ruta alternativa de bajada que es más larga y pasa por La Gran Caverna, llamada popularmente ‘Templo de la Luna’ en la parte posterior del Huayna Picchu y que se ubica a casi un kilómetro desde la cima de la montaña. Al final decido bajar por el mismo camino.
En el camino de retorno sigo la misma ruta que el tramo de subida solo que ahora en descenso. Hay que bajar con cuidado. La subida la haces de espaldas al precipicio y ahora lo tienes de frente. Descendiendo por las "escaleras de la muerte" los turistas se enfrentará a 183 metros de escalones de roca, esculpidos hace más de 500 años. A la izquierda la pared de roca y a la derecha una caída de cientos de metros hacia el río Urubamba.
Después de dos horas entre subida y bajada regreso a la puerta de acceso a Huayna Picchu, donde registran la hora de salida junto a mi nombre escrito a la entrada.
La visita guiada a Machu Picchu la tengo a las 11 horas y son poco más de las 09,30 h. Dispongo de más de una hora para hacer una visita por mi cuenta.
Machu Picchu en quechua significa montaña antigua, mientras que Huayna Picchu significa montaña joven por lo que se trata de una analogía entre el hombre viejo y el joven. Así pues el Huayna Picchu es la montaña de menor tamaño y la montaña de mayor tamaño es el Machu Picchu que da el nombre al valle y a la ciudadela. En las fotos típicas no se ve la montaña Machu Picchu, solo Huayna Picchu, quedando Machu Picchu a la espalda de la foto.
Vuelvo a pasar por la piedra sagrada. La Roca Sagrada se encuentra situada en la cabecera de una pequeña plaza cuadrilátera, de manera que tras ella se puede apreciar la montaña Yanantin o Cerro de dos Cumbres. Si nos posicionamos detrás de la roca, descubriremos el inicio de un muro de casi un kilómetro de largo en dirección al cerro Yanantin.
La montaña Yanantin, tiene 3878 metros de altitud y está situada al noreste de la ciudadela de Machu Picchu.
Me siento en un andén de la Plaza Central y observo las edificaciones del frente, que conforman la Plaza Sagrada que ocupa el centro del área urbana, con el Templo de las Tres Ventanas junto al Templo Principal y el otro elemento fundamental de esta área sagrada, el Inti Huatana, situado en la cúspide de un montículo en forma de pirámide escalonada truncada. Junto a la Plaza Sagrada la cantera y al fondo los andenes o terrazas.
En la zona donde me encuentro sentado comienza el Barrio Industrial del Sector Hurin o bajo Machu Picchu, con recintos de piedra y adobe (tipo rústico) que habrían servido como talleres de artesanías, almacenes (llamados colcas en lengua quechua) o simplemente habitaciones para la clase trabajadora de la ciudad inca.
Regreso poco a poco hacia la salida para la visita guiada al complejo, que tengo prevista a las 11 h.
El amplio sector agrícola se sitúa hacia el sur del sector urbano, separado por el largo canal principal de drenaje que corre en dirección este-oeste. El camino incaico que venía desde el Cusco puede apenas ser apreciado arriba a la izquierda. Se observa en primer plano el sector urbano norte.
Llevo casi tres horas desde que he ingresado a la ciudadela y me doy un homenaje en el bar fuera del recinto con una cerveza Cusqueña y disfrutando de las preciosas vistas desde la terraza.
Al fondo, entre la bruma, la montaña Yanantin o Cerro de dos Cumbres. En primer plano la montaña Putucusi ‘Montaña feliz’ (con una altitud de 2560 m ) forman parte de las estribaciones orientales del macizo de Salcantay.
Una tranquila espera disfrutando del momento hasta la visita guiada por el centro arqueológico que tengo a las 11 de la mañana.
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