Situada en la región turca de Anatolia Central, la Capadocia es una de las zonas naturales de origen volcánico más fantásticas del mundo. Cuna de los primeros hititas, sus formaciones rocosas, iglesias rupestres, ciudades subterráneas y restos de pueblos prehistóricos sorprenden por lo insólito y enamoran por lo auténtico. Aquí la naturaleza manda y el silencio engrandece este paisaje casi lunático.
Las curiosas estructuras pétreas que caracterizan esta región, unos pilares verticales que pueden alcanzar los 40 m y que están coronados por una especie de gorro de basalto oscuro, son fruto de la actividad volcánica. Hace millones de años, la erupción del volcán Erciyes junto a las del volcán Hassan, cubrieron de lava y ceniza la zona, que al solidificarse se convirtió en una roca blanda conocida como "toba". Nuevas erupciones cubrieron la toba de basalto, una roca más consistente. A lo largo de miles de años, el viento y el agua fueron erosionando y moldeando la base de toba hasta crear estas estructuras rocosas que parecen sacadas de un cuento de hadas. Entre las grandes rocas surgen ventanas, puertas, terrazas y balcones, como quien agarra arcilla o plastilina y construye una casa haciéndole agujeros.
La experiencia de caminar por estos valles y explorar sus impresionantes formaciones rocosas, conocidas como "chimeneas de hadas". Se puede hacer a pie por senderos sinuosos, alquilando un 4x4 o desde lugares desde donde se tiene una estupenda vista panorámica.
Otra opción para disfrutar de la joya geológica de Capadocia, es desde el cielo. Un viaje en globo aerostático, en el que durante casi una hora de vuelo se contempla a vista de pájaro, un paisaje surrealista de formaciones rocosas esculpidas por la erosión, rocas encapuchadas, como un desfile petrificado de nazarenos. Y disfrutar de esta joya de la naturaleza desde el cielo, toma otra dimensión.Una fantasía de piedra que para su creación, dos artistas se aliaron a la hora de esculpir la Capadocia: la naturaleza, que la adornó con formaciones rocosas extravagantes y la fe, que talló monasterios e iglesias en sus rocas y galerías bajo tierra. Las rocas de Capadocia son toba volcánica blanda, formada por ceniza de antiguas erupciones volcánicas. Su característica principal es la erosión diferencial del viento y el agua, que ha esculpido formaciones caprichosas como las chimeneas de hadas (columnas cónicas con un sombrero de roca más dura). Esta roca moldeable también permitió a los humanos excavar y crear viviendas, iglesias y ciudades subterráneas. La facilidad para trabajar la toba permitió a los habitantes crear sus viviendas, iglesias, monasterios y ciudades subterráneas excavando directamente en la roca. Los anacoretas capadocios desarrollaron una arquitectura única: viviendas, capillas, celdas, refectorios y oratorios excavados directamente en la roca. La tipología varía desde celdas individuales con pequeñas cruces grabadas, hasta complejos monásticos con varias alturas, escaleras interiores y sistemas de ventilación. Algunas de ellas decoradas con pinturas bizantinas. Las pinturas bizantinas en las rocas de Capadocia, como las del Museo al Aire Libre de Göreme, son frescos murales que decoran el interior de iglesias rupestres excavadas en roca volcánica. Estos frescos, realizados con la técnica del fresco sobre yeso, representan escenas bíblicas y la vida de Cristo, la Virgen María y santos, y son un ejemplo del arte cristiano medieval en la región. Quien les iba a decir a aquellos ermitaños ascetas que buscaban la soledad para la meditación, que en los tiempos que corren, millones de turistas visitan el lugar. Antoni Gaudí siempre dijo que su principal fuente de inspiración era la naturaleza. Y hasta ahora, ha habido varias teorías sobre los posibles lugares que pudieron inspirar el arquitecto, uno de ellos estas montañas de la Capadocia, en Turquía. Este paisaje de Capadocia parece una prolongación de su obra. Sin embargo, Gaudí nunca estuvo allí.